Existe un consenso generalizado que el coche ha invadido nuestras ciudades de tal manera que los espacios públicos se convirtieron en estacionamientos permanentes. El no más coches ya es consigna global. Lo que parecía una solución de movilidad en las ciudades modernas de mitad del siglo pasado, se convirtió en un transporte poco eficiente, contaminante y depredador del espacio público, de la calle
Con la pandemia, muchas ciudades han sustituido las barreras de coches estacionados por terrazas abiertas y ventiladas de restaurantes, con la aprobación generalizada de la ciudadanía global, sin cuestionar si la instalación temporal de las nuevas construcciones tiene caducidad o si se trata de otra privatización permanente de la calle.
A 60 años de la publicación del libro Muerte y vida de las grandes ciudades de Jane Jacobs, celebramos con este número 98 de Arquine la oda a la calle, como el lugar común de todos los ciudadanos que, por definición, no tenemos nada en común. Con los proyectos que mostramos, reivindicamos una calle compleja, flexible y permeable, lejos de la condición binaria calzada/banqueta. Una calle que sea el aglutinador urbano de una transformación permanente, desde acciones provisionales de urbanismo táctico que son resultado de procesos de participación y negociación ciudadana, alentando el cuidado mutuo que postulaba Jacobs. Una calle que incluya a los ciudadanos en el proceso de diseño y para la que el arquitecto asume el papel político y mediador que proponía Giancarlo de Carlo. Una calle que incorpore el diseño urbano (una nueva disciplina entre el urbanismo y la arquitectura) en el proyecto del espacio público inmediato, en tres dimensiones, tal y como lo acuñó Aldo van Eyck.
Algunas propuestas nos llevan a la calletización de edificios donde la continuidad de lo público fluye entre calles exteriores, pasajes y edificios, como en el plano romano de Giambattista Nolli. Otras, eliminan los coches para sustituirlos por huertos urbanos, permeando la superficie en un proceso de silvestrización de la calle. Sin duda, la transformación de nuestras ciudades pasa por eliminar las infraestructuras duras, mejorar el transporte público, implementar más carriles de bicicleta y, sobre todo, complejizar nuestras calles, como grandes banquetas multiusos. En clave local, podríamos reivindicar menos a los segundos pisos y más a Xochimilco.
Fruehauf + Henry & Viladons | Blancasmoran | Ricardo Agraz + Miguel Echauri + Álvaro Morales | SHoP Architects | Colab-19 + Taller Architects + SCA | KATARSIS |Estudio RX | Lluís Lamich y Dolors Febles | Instituto Municipal de Ubranismo, Ayuntamiento de Barcelona | Secretaría de Obras y Servicios, Gobierno de la Ciudad de México | ELE arkitektura + TARTE | Studio Tallin | CHAT Architects
Conversación con Saskia Sassen | Andrea Griborio
Conversación con Zaida Muxi y Blanca G. Valdivia | Alejandro Hernández Gálvez
Conversación con Rodrigo Díaz | Miquel Adrià y Alejandro Hernández Gálvez
Conversación con Janet Sanz | Miquel Adrià
Conversación con Susana Sosenski | Christian Mendoza
A decir de Janet Sanz: “El libro de Jane Jacobs para mí es un manifiesto, una guía del buen urbanismo al servicio de las personas. El urbanismo no es una disciplina neutral: es ideológica, e implica que haya ganadores y perdedores. La transformación que estamos haciendo en Barcelona procura que cada vez seamos más los ganadores. En su libro, Jacobs incorporó desde el principio la visión de la cotidianidad. Esto nos ha inspirado en Barcelona, donde hasta ahora los cambios tenían que ver con la incorporación de grandes infraestructuras, pero nosotros —un equipo que emerge de las plazas, de los barrios, de los vecinos— hemos incorporado en el centro de las transformaciones la cotidianidad, la mejora de los barrios, lo que necesita la gente día a día. Eso es el urbanismo feminista, un urbanismo del que sin duda Jacobs fue su principal impulsora. Si Jacobs viviera hoy estoy segura que abogaría por un urbanismo feminista, aquel que antepone la ciudad del cuidado. Devolver a las mujeres, a los niños y a la gente mayor el diseño de nuestras ciudades es un acto de justicia, dado que históricamente no han sido tenidos en cuenta. Así, vemos cómo las ciudades han sido diseñadas por y para hombres de una cierta edad, con coche, que trabajan fuera de la ciudad, todos elementos que condicionaban su modelo. Ya es hora que hagamos ciudades con calles para todas.”
Si seguimos analizando el pensamiento de Jane Jacobs encontramos otra cosa importante en su defensa por los usos mixtos, que es la protección del comercio de barrio. Ella definía el comercio de proximidad como una actividad que construía comunidad y seguridad. “Ha de haber siempre ojos que miren a la calle”, así lo planteaba. Ella reivindicaba las calles con uso frente a las poco concurridas. Desde que llegamos al gobierno hemos impulsado decenas de planes de usos para procurar un mejor equilibrio de las actividades en Barcelona como evitar el monocultivo y propiciar la diversidad para revertir los procesos de gentrificación que, como a Barcelona, afecta a tantas ciudades.