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El éxito de una sociedad articulada se mide, en buena medida, por los derechos y por los servicios prestados a sus ciudadanos. Un Estado de derecho no sólo debe garantizar la seguridad, sino asegurar la sanidad, la educación y el trabajo para sus habitantes. Hasta ahí, buena parte de las democracias tratan de acercarse a aquellos modelos —resultado de la Revolución Industrial y la lucha de clases— que parecen ejemplares.
Si bien México ha tenido algunos episodios exitosos en la creación de infraestructuras escolares —con Vasconcelos en la posrevolución, Narciso Bassols en los años treinta, la posterior fundación del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la iniciativa de empresarios regiomontanos con el Tecnológico de Monterrey (ITESM) en los años cuarenta, Carlos Lazo y Ciudad Universitaria (CU) en los cincuenta, así como Jaime Torres Bodet en el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE), y sus directores Pedro Ramírez Vázquez y Francisco Artigas en las siguientes décadas—, también es cierto que no ha habido continuidad en la calidad de la educación ni en los espacios a ella destinados. Éste es un derecho consagrado por la Constitución vigente, donde se declara que la educación impartida por el Estado debe ser gratuita, laica y obligatoria para todos los habitantes del país. Sin embargo, no deja de sorprender que los escasos equipamientos docentes construidos en las últimas décadas se limiten a iniciativas independientes y a organizaciones no gubernamentales, fruto de la participación ciudadana con comunidades. Estamos ante escuelas como espacios físicos, como infraestructuras educativas, que son soporte y forman parte de la enseñanza como un proceso largo y complejo.
Alejandro Hernández Gálvez, nuevo director editorial de estas páginas, afirma que en este campo nos “conformamos” con poco, como sociedad, en el sentido usual de “darse por satisfechos”, pero también en el de “darse forma” unos a otros. En un intento de iluminar el escenario ejemplar de las escuelas, publicamos distintos proyectos que abordan, desde diversos orígenes, formas y tecnologías, respuestas arquitectónicas como contenedores de aprendizaje y educación. Compartimos también algunas reflexiones en Dossier, que profundizan sobre la “arquitectura aprendida”.
Obras
Guillermo Hevia + Nicolás Urzúa | Juan Alfonso Garduño + Fernando Núñez | Taller Veinticuatro | Antonio Peña + José Juan Garay + Alexis Ávila | Ejido de las Margaritas + Taller de Operaciones Ambientales TOA + Dellekamp Arquitectos + Comunidad de Aprendizaje | Kengo Kuma & Associates | MASS Design Group | Tadao Ando Architect & Associates
Ensayos y conversaciones
José Luis Uribe + Víctor Letelier | Andrea Griborio | Margarita Flores | Daniel Daou | Hashim Sarkis | Ethel Baraona