El concreto devolvió a la arquitectura su sentido original. Sigfried Giedion destacó este nuevo material —que aúna varillas de fierro y cemento— como el artífice para escapar del academicismo de siglos. Si el acero y los elevadores llevaron a una nueva tipología, el concreto regresó la arquitectura a la construcción, ya que se atiene a la forma del molde y, como material, no genera un vocabulario por y para sí mismo.
Eugène Viollet-le-Duc —en el siglo XIX— había detectado que las nuevas formas de la arquitectura las definirían los nuevos materiales; en 1905 los hermanos Perret construyeron en París el primer edificio de concreto totalmente expuesto; Albert Kahn, en Estados Unidos, vio las virtudes ideales del concreto para satisfacer las exigencias fundamentales de la economía, la estandarización y la protección contra el fuego; Frank Lloyd Wright quedó fascinado ante las posibilidades de este material, dejando vistas las superficies del Templo Unitario en Oak Park; y Le Corbusier ideó el sistema Dom-ino para resolver la reconstrucción rápida de Flandes, arrasada durante la Primera Guerra Mundial, mientras que la separación de funciones entre estructura y cerramiento le permitió materializar algunos de sus principios —planta libre, fachada libre y azotea jardín—. Si los brutalistas —de Le Corbusier a Paul Rudolph y tantos otros después— exploraron la expresión plástica del concreto, y los ingenieros explotaron los potenciales de la resistencia estructural de concretos pre y postensados, Félix Candela, Santiago Calatrava o Zaha Hadid (por citar la estirpe más destacada), fundieron ambas disciplinas en la expresión de sus formas.
En este Arquine 77 publicamos obras contemporáneas que rescatan las virtudes y expresiones del concreto: desde el lirismo de la casa de Cecilia Puga, la Casa de Gobierno en Buenos Aires de Foster + Partners, o la parroquia de Moneo Brock en Monterrey, a la retícula abstracta del edificio de Ambrosi Etchegaray o las cajas básicas de las residencias de verano de Adamo-Faiden y el sistema portugués Gomos de prefabricados en túnel, hasta los precolados perfectos SCOB en el Port Vell de Barcelona que explotan el potencial del molde o el expresionismo de Teodoro González de León en la ampliación de El Colegio de México y los injertos en concreto de Smiljan Radic en la nave teatral de Santiago.
Obras
SCOB arquitectura y paisaje | Adamo-Faiden | SUMMARY | Fernanda Canales | Ambrosi | Etchegaray | Cecilia Puga | Smiljan Radic | Teodoro González de León + Antonio Rodríguez | Moneo Brock Studio | ARX Portugal | Foster + Partners
Ensayos y conversaciones
Beatriz Colomina | Lake Verea | Escobedo Soliz | Iñaki Bonillas | Juan Villoro | Hans Kabsch Vela + Raúl Monterroso | Iker Gil