La concepción planetaria y globalizada de la sociedad contemporánea ha dado lugar, de manera tan comprensible como paradójica, a un sinfín de individualismos y localismos del más variado cuño. Expresiones que buscan reivindicar, con signos contundentes o intranscendentes, según el caso, una identidad propia en medio del magma mediático.
El lema “piensa globalmente, actúa localmente” conlleva una dialéctica que se ha dado en llamar la “localización”; una dimensión que rescata los valores autóctonos frente a las tendencias homogeneizantes.
En este número de Arquine se presentan obras que responden, directa o indirectamente, a este fenómeno, como resultado de la interdependencia y la complejidad de la actual sociedad. Comparten la sección central de la revista tres obras recientes de Legorreta + Legorreta, junto a una obra y un proyecto de Carme Pinós. Las primeras están ubicadas en lugares tan dispares como Japón, Estados Unidos y Alemania; las segundas en España y México.
La obra de Legorreta se identificó en los años con la relectura contemporánea de la arquitectura popular y colonial mexicana, por el uso de materiales y colores autóctonos, así como por la apropiación de tipologías y elementos de la arquitectura vernácula. Sus propuestas tenían una indisoluble relación con su lugar y muy especialmente con sus raíces. Sin embargo, sus obras recientes se contextualizan al territorio, aunque las raíces son las de sus autores y no las de los nuevos lugares.
Por su parte, las realizaciones de Carme Pinós pertenecían al deconstructivismo globalizado de los primeros años noventa, evolucionando hacía una escritura de corte gestual, que permitía identificar su obra más allá del lugar donde se ubicara. Aun así, sus propuestas plantean un enraizamiento de la arquitectura al territorio, en un diálogo donde el cuerpo en origen extraño acaba integrándose como una prótesis orgánica que confiere al contexto una nueva identidad.
En lo específico, la casa en Japón, el Centro de Artes Visuales en Santa Fé (Nuevo México) o el pabellón mexicano de la Expo 2000 de Hannover de Legorreta + Legorreta asumen la condición de arquitectura mexicana allí donde están, dialogan-do. Mientras que la pasarela peatonal frente al Mediterráneo alicantino o las estructuras del recinto ferial del Centro Cultural y de Negocios JVC en Guadalajara, de Pinós, se hincan al terreno, cosen tejidos preexistentes —en el primer caso— o sirven de hito y referencia que marca el territorio del nuevo y babélico centro de la arquitectura de vanguardia internacional en México.
Portadoras de raíces aéreas, las unas; en busca de un terreno donde afincar una pertenencia apenas intuida, las otras: las obras diseminadas por el mundo de los mexicanos más internacionales y las de una catalana en tierras mexicanas aportan soluciones posibles ante las encrucijadas de la tan temida globalización. O mejor dicho, de la glocalización.
Obras
Legorreta + Legorreta | Carme Pinós
Ensayos y conversaciones
Manuela Salas | Miquel Adrià | Ernesto Betancourt | Víctor Jiménez | Alejandro Hernández Gálvez | Nicolás Cabral | Javier Barreiro | Pablo Lazo Elizondo