Nos solicitaron una propuesta para un edificio de viviendas para estudiantes que contara con 700 camas. Además de los diversos tipos de apartamentos, existía la necesidad de espacios públicos y comunes: cocinas comunes, lavanderías, instalaciones deportivas, biblioteca, áreas de estudio, cafetería, etc.
Queríamos evitar la segregación vertical habitual del programa (de instalaciones públicas en la planta baja y apartamentos en los pisos superiores) que depende, en gran medida, de las circulaciones de los ascensores. En su lugar, propusimos un paseo ascendente “tallado” en el volumen del edificio, que permitiría el acceso peatonal a todas las plantas, desde la planta baja hasta las azoteas. A lo largo de este paseo se destinarían todos los equipamientos públicos necesarios.
De esta forma, la arquitectura fomenta un estilo de vida más consciente del caminar y provoca encuentros entre sus habitantes.
La esperanza es ofrecer una experiencia comunitaria a todos estos cientos de estudiantes que vendrán de muy diferentes orígenes y que convivirán aquí durante los próximos años.