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Albia es un edificio de oficinas de veinte niveles que se desplanta en un predio entre Antonio L. Rodríguez y Blvd. Gustavo Díaz Ordaz, dos avenidas de alta velocidad en el poniente de Monterrey. Su estructura está compuesta por marcos de concreto aparente que se expresan en fachada como parteluces verticales. Las oficinas son una caja de cristal reflejante, con orientación norte-sur, sobre una base de cuádruple altura.
La parte inferior del edificio está dividida en tres volúmenes de cristal separados por grandes vacíos. El acceso es mediante los vacíos hacia el vestíbulo en el volumen central. Los otros dos volúmenes, conectados también por puentes en el tercer nivel, albergan comercios en planta baja y dos niveles de oficinas.
Los promotores del edificio buscaban introducir pequeños despachos al mercado inmobiliario de Monterrey, un producto prácticamente inexistente. Las plantas del edificio responden a esta iniciativa: son muy eficientes, sin columnas, y se pueden subdividir con facilidad. Las circulaciones y servicios se concentran en un núcleo en la fachada posterior del edificio.
Ante la falta de contexto urbano circundante, se requería un estacionamiento grande. Éste se concentra en una estructura con tres niveles subterráneos y siete sobre la calle. Está ligada al edificio principal por una gran pérgola de acero.
El hábil manejo del concreto se aprecia en la geometría de las cartelas de concreto. En planta, son rombos muy angostos. En el corte transversal de la parte inferior del edificio, las cartelas son más anchas en su parte superior. En planta baja, estos monolitos sesgados de quince metros de altura definen un pórtico.