De la interconexión (y las dimensiones) al amor tácito: una conversación con Damián Ortega
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3 agosto, 2021
por Mariana Barrón | Twitter: marianne_petite | Instagram: marianne_petite
¿Qué tipo de estímulos generamos entre el cuerpo y la arquitectura? ¿Qué otro tipo de representaciones existen? Más allá del dibujo y la escritura, la danza es una representación que retomo en esta breve conversación con Diego Vega, coreógrafo y autor de grandes obras de danza enmarcadas en algunos de los edificios más emblemáticos (por su historia, espacios y su arquitecto) de México.
MB Partiendo de la afirmación de que el cuerpo es territorio y por tanto es geografía. Entonces, me gustaría empezar la conversación con esta pregunta; desde tu proceso creativo, ¿cuál es la relación de tu corporalidad con el espacio? Puede ser desde el espacio doméstico, el espacio urbano, el espacio digital, etc.
DV Mi relación con el espacio se percibe, entiende y sucede de distintas maneras, todas inevitables; el espacio forma parte de mí en todo momento y su percepción es clave para mi relación con el entorno y conmigo mismo, desde un sentido poético pero también desde lo tangible. Hay una constante asimilación de la manera en la que afectamos el espacio, hacemos que suceda, lo activamos o por lo contrario cómo y en donde nos coloca el espacio a nosotros como cuerpos que se desdoblan, desplazan y entienden la relación que tenemos con este (espacio).
A nivel coreográfico, una característica clave de mi trabajo es el trazo, entendiendo este patrón como la comprensión de la delimitación y el registro del cuerpo en el espacio mismo. Es a partir del trazo que alcanzo a reconocer la altura, amplitud, dimensiones, simetría y otras características físicas que desde la realidad detonan en mí un imaginario de lo que el cuerpo puede crear a partir de esa comprensión y entablar una especie de diálogo que surge desde el desarrollo del movimiento corporal ajustado a una temporalidad propia que bien podría atenderse desde el control total de códigos y conductas como la armonía, la proporción, la estructura, la numérica o por lo contrario desde un sentido más amplio como la aleatoria.
Por otro lado, existe también un detonador muy evidente del espacio desde la plástica ó a nivel visual mucho más enfocado a la arquitectura, supongo que aunque de manera ingenua, es decir, no comprendo la arquitectura como un profesional, pero se vuelve siempre un detonador súper potente en el desarrollo creativo de la manera en la que el cuerpo puede suceder. Encuentro una belleza muy característica en la arquitectura y ésta incita al pensamiento a querer colocar el cuerpo y su movimiento sobre ella, o en ella, o con ella, ya sea para enmarcarla, activarla (la arquitectura), intervenirla, afectarla … lo que sea que me haga sentir que ambas sucedan en un acto estético.
MB Una de las cosas que más me entusiasma de tu trabajo son las conexiones multi e interdisciplinarias que tienes con otras artes. Cada pieza que realizas es una actividad de creación múltiple. Empezando con lo sonoro y el ritmo, ¿qué es primero? ¿La música de las piezas ó el movimiento?
DV Sí. Mi trabajo ocurre desde un sentido ampliamente colaborativo con artistas que aportan distintos enfoques disciplinarios, justo es esto lo que me permite expandir la danza hacia formatos alternativos de presentación para colocarla en espacios y formas más amplias.
Aunque no creo que se necesita de música para la danza, cómo tampoco todas las obras que tengo cuentan con música, cuando decido hacer uso del elemento es siempre con una creación original. El diseño es clave para mí, las piezas que hacemos son completamente de autoría, lo sonoro no es una excepción. La música es un proceso interesante, siempre es la última parte que suelo atender de la mano de la compositora con la que trabaje, por consecuencia una de las más complejas; hay que crear a partir de una serie de elementos ya resueltos técnicos y creativos como el tiempo y la plástica de la obra.
Siempre, siempre lo primero que sucede es el cuerpo y el movimiento. La danza. Mi investigación y obra se sustenta desde el cuerpo y lo que quiero expresar o exponer se sitúa desde ahí, lo que hago una vez entendida y desarrollada esa parte nuclear de la danza es sumar elementos y otras disciplinas para encontrar otras posibilidades que completen o refuercen el discurso artístico, al menos esa es la linea general de creación.
MB Ahora hablemos de tu relación con la arquitectura y los antecedentes teóricos que tienes sobre diversos autores. ¿De dónde surge esta fascinación? ¿Cómo llegaste a Luis Barragán? ¿A Juhani Pallasmaa? Inclusive creo que hay mucho que de tu obra en relación con Bernard Tschumi.
DV La casa estudio Luis Barragán fue mi primer encuentro con la arquitectura de manera artística. En aquel momento dirigía una compañía bajo un seudónimo con el que la fundé y dirigí de 2014 a 2020, fue una experiencia muy mística y un parteaguas en mí como creador. Recibí la invitación a ser parte de este proyecto por el fotógrafo Andrés Arochi, director de Ecos el video-arte experimental en Homenaje a Luis Barragán que se estrenó en Nowness en 2018.
El ejercicio de reconocer y entender el espacio y la arquitectura de Barragán fue fascinante y simple. Desde el inicio al entrar a la casa nos sentimos en conexión con la mística qué emana el lugar y al mismo tiempo, esa sensación de que todo estaba decidido, Barragán sabía exactamente donde colocarnos para apreciar su creación, su iluminación, el color, la textura, el espacio total. Fue impresionante para mí percibir tanto poder en unos muros. Fue así que asocie la arquitectura con la fuerza y la potencia del cuerpo.
Decidimos acudir a la improvisación y comenzar a explorar la relación del cuerpo con la casa, fluyendo entre muros de colores y la energía del espacio, y así fuimos testigos de cómo la arquitectura empezó a asimilarse y fue cambiando como la luz lo hacía. Parecía cosa de magia. A partir de ese proyecto, la arquitectura se manifiesta como uno de mis ejes e intereses centrales como coreógrafo. Tadao Ando con Casa Wabi y Juan O’ Gorman con Anahuacalli forman parte de mi colección de video-danzas con las que he tenido la dicha y la oportunidad de intervenir el espacio y recurrir al video como registro artístico de la manera en la que deposito danza en arquitectura tan emblemática.
Los Ojos de la Piel de Juhani Pallasmaa llegó a mis manos por Víctor Rico Espínola, en aquel momento un amor que cursaba una maestría en urbanismo en Harvard. Yo era un estudiante de danza y me encantaba la filosofía, así que él me regaló ese ensayo que ahora es uno de los libros a los cuales más vuelvo al momento de crear. Es un referente total.
MB ¿Tienes planeado realizar algún otro proyecto en espacios-edificios “de autor”?
DV Tenemos, desde antes del inicio de la pandemia por COVID19, el plan de una futura colaboración que me emociona muchísimo con el Museo Experimental del Eco diseñador por el escultor y arquitecto Mathias Goeritz, la cual sin duda es de mis obras favoritas del modernismo mexicano. Por otro lado, en pláticas con Andrés Arochi (director del homenaje a Barragán y ahora gran amigo y colaborador) ha surgido un gran interés por la obra de Agustín Hernández.
MB Esta pregunta inicia con una experiencia personal. Cuando estuve estudiando en Italia tuve una clase llamada “La relación de la arquitectura, las artes y la música”. La dinámica de la clase era analizar la planta ó la perspectiva de un edificio icónico del renacimiento, barroco, etc. Entonces, en el pizarrón, tenías esa imagen, la partitura de una pieza musical (además de que escuchábamos la pieza) y alguna imagen de una obra (escultura, pintura,etc). Todo de la misma época.
Posicionándonos en nuestra era, primeros 20 años del siglo XXI. Si pusiéramos la imagen y música de alguna de tus piezas ¿qué edificio podríamos analizar en conjunto?
DV ¡Qué increíble ejercicio! Seleccionaré “Cuatro”, mi última creación que se estrenó el pasado 23 de julio en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. La música es de la banda de post-rock Vyctoria … el edificio sin duda sería La Basílica de Santa María de Guadalupe.
MB Para finalizar ¿Qué planes, que podamos saber, tienes para el resto del 2021?
DV Bueno, entre algunos planes que aún son sólo eso, estoy por estrenar “Tres” una pieza de formato corto en colaboración con la cellista Natalia Pérez Turner en Llano, una galería de arte contemporáneo dirigida por Mauricio Cadena y “Cuatro” en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en esta obra colabora el diseñador industrial y ceramista Rodrigo Noriega
Por otro lado preparo la segunda edición de Trazo, un ciclo de danza y espacio que fundé este año (2021), con la finalidad de albergar trabajos de distintas creadoras de danza y colocarlos en espacios nos diseñados para la disciplina (danza). La idea de este proyecto surge de la necesidad de poder visualizar la danza contemporánea mediante la intervención del espacio físico y la arquitectura, pensando en ambos como una posibilidad de creación. Esperamos suceda en octubre.
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