Los dibujos de Paul Rudolph
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23 octubre, 2024
por Miquel Adrià | Twitter: miqadria | Instagram: miqadria
Presentamos un intercambio sucinto entre Carlo Ratti, comisario para la Bienal de Arquitectura de Venecia que se llevará a cabo el próximo año, y Miquel Adrià, director de Arquine, a propósito de las ideas y conceptos que caracterizarán al evento por celebrarse del 24 de mayo al 23 de noviembre de 2025.
Miquel Adrià: ¿Sobre qué ideas y conceptos tratará la Bienal de Arquitectura de Venecia 2025?
Carlo Ratti: El tema de la Bienal de Venecia de 2025 será la inteligencia. Por lo regular, la Bienal tiene un título en italiano y otro en inglés. Esta vez sólo usamos la raíz común de la palabra, que es intelligens. Lo que nos gusta de la raíz latina es que está compuesta por gens, que es casi como una raíz apócrifa dentro de la raíz, y que implica la multiplicidad de las inteligencias, lo cual era importante para nosotros. Cuando hablamos de inteligencia hoy en día, todo el mundo piensa en inteligencias artificiales y ChatGPT, pero en realidad se trata de todos los diferentes tipos de inteligencias, naturales, artificiales y colectivas que dan forma al entorno construido, el lugar donde hemos vivido en los últimos miles de años. Miro esto con una lente muy específica, que es la del cambio climático. Ya sabes, podemos retomar al abad Marc-Antoine Laugier, quien decía en la Francia del siglo XVIII que la arquitectura comienza cuando el clima está en contra de nosotros, así como la choza primitiva comenzó para tratar de protegernos de la lluvia, el frío, la humedad, y así sucesivamente. Y bueno, ahora sabemos que el clima del mañana podría ser en realidad más extremo de lo que estamos acostumbrados. Si nos fijamos en los datos de los últimos 12 a 18 meses, y tras hablar con científicos del clima, todo el mundo está preocupado por lo que está ocurriendo en el planeta, así que nos dimos cuenta de que la única manera de adaptarnos es la arquitectura. La arquitectura lleva mucho tiempo ocupándose del cambio climático, pero sobre todo de mitigarlo. Pero si pensamos en la mitigación, no sólo se trata de arquitectura, sino también de movilidad. También tiene que ver con las industrias, con muchas otras cosas, con la producción de energía. Pero si pensamos en la adaptación, sólo la arquitectura puede salvarnos. Así que, de alguna manera, queremos que el año que viene la arquitectura ocupe un lugar central, ya que nos enfrentamos a un clima que podría ser más extremo de lo que hemos visto en los últimos miles de años. Así que, de nuevo, para resumir, se trata de las inteligencias, naturales, artificiales, colectivas y de cómo pueden ayudarnos a enfrentarnos a un clima que podría llegar a ser más extremo de lo que estamos acostumbrados y de lo que deseamos.
MA: ¿Cuál crees que debería ser el papel que los pabellones nacionales deben jugar para reaccionar a esta cuestión?
CR: Tuve mucha suerte de formar parte de la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2014, cuando Rem Koolhaas era el director. Y una cosa que me gustó mucho, y que Rem realmente trató de impulsar, era cómo los pabellones nacionales podían tratar de tener una participación coral, no sólo ser diferentes voces. No se trataba, ya sabes, de generar un discurso fácil sobre cosas muy interesantes, sino de ir en direcciones diferentes, pero de una manera sincronizada. Y claro, eso es muy difícil, porque tienes muchos curadores, y como director de la Bienal de Arquitectura puedes darle seguimiento a la parte internacional, pero no tienes mucho control sobre las participaciones nacionales. Al mismo tiempo, lo que hicimos en mayo pasado fue anunciar un solo tema, que era “un lugar, una solución”, sobre cómo podíamos aprender de los experimentos, de la arquitectura, de las formas de adaptación alrededor del mundo, y como esto podría ejecutarse en Venecia, y después esto se convirtió en un laboratorio dentro del laboratorio. Así que es un lugar en donde todas las soluciones pueden ser discutidas, compartidas, y una manera de aprender unos de otros en todo el planeta. Y tengo que decir que, en un inicio, pensé que era una tarea muy difícil. Recuerdo que por aquel entonces Rem me decía que era difícil coordinar todas estas voces tan distintas. Pero entonces empezamos a reunirnos cada pocas semanas con la mayoría de los curadores. Algunos de ellos aún tienen que ser nominados, como en el caso de la representación mexicana. Creo que pronto será nominada. Eso ha sido muy emocionante, porque, al hablar entre nosotros, poco a poco la conversación se hizo mucho más armoniosa y terminó por convertirse en una especie de conversación coral. Así que estoy muy ilusionado con lo que veremos el año que viene, que no se basará en un enfoque de arriba hacia abajo. Se basará más bien en una sincronización de abajo hacia arriba entre todos los curadores de los pabellones nacionales.
MA: En pasadas bienales algunos pabellones nacionales intentaron mostrar lo que ocurre en sus países, mostraban mucha información, a veces muchos proyectos recientes, pero sin relación con el tema o sin exponer cuestiones específicas sobre las que se necesitaba poner atención. ¿Cree que ahora sea así? ¿Tiene alguna sugerencia para nosotros, en términos del pabellón mexicano, de cómo podemos abordar este tema, o cómo aprovechar esta oportunidad para compartir algunas cuestiones específicas?
CR: Creo que hoy en día está apareciendo una hermosa arquitectura en México. Y también hay hermosas ideas en términos de reflexión. ¿Qué me viene a la mente? Pienso en Acapulco, por ejemplo, y lo que pasó con la devastación causada por el clima y lo que está pasando ahora, y lo que pasará en el futuro. Esto es lo primero que me viene a la mente. Pero considero que en México la belleza de la experimentación arquitectónica contemporánea se mezcla con la adaptación a un clima cambiante, lo que podría dar lugar a un hermoso pabellón el próximo año.
Hay otro punto que me gustaría comentar. La Bienal de Arquitectura de Venecia del año que viene será muy diferente. Es la primera vez que tenemos una gran convocatoria abierta, así que la participación de gente de todo el mundo durante el verano de este año fue muy enriquecedora. Fue muy difícil, no me malinterpretes. Estábamos inundados de propuestas que teníamos que enviar para ver miles de documentos y responder, y todo el mundo quería asegurarse de que todo fuera visto por nosotros. Pero, al mismo tiempo, fue muy enriquecedor. Al hacerlo, descubrimos un montón de cosas muy interesantes que están ocurriendo, o que están haciendo jóvenes que se están graduando en muchas partes del mundo, y que no habríamos descubierto de otro modo si sólo hubiéramos visto por encima. Así que algo importante del año que viene será también este proceso ascendente en la Bienal. Se tratará de llegar no sólo a los arquitectos. Nos gusta la idea de que sea una conversación vital para el planeta, para el entorno construido, para la manera en que vivimos hoy. Porque mañana muchos de nosotros ya no estaremos, pero habrá consecuencias más duraderas. Así que este tipo de enfoque coral y ascendente también es algo que veremos en el propio proceso curatorial que nos llevará a la Bienal del año que viene. Algunas cosas funcionarán mejor, algunas cosas funcionarán no tan bien. Pero, de nuevo, de eso se trata tal vez, de aprender de la naturaleza y de la inteligencia natural. La naturaleza intenta muchas cosas y gracias a eso surgen buenas cosas. Ojalá así sea en Venecia el próximo año.
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