El proyecto es la oficina para Moxy, un estudio que diseña software, el cual recupera una antigua nave industrial. La primera impresión del espacio fue contundente y se relacionó con tres elementos. Un techo de acero antiguo amplio, increíblemente ligero y delicado, un pasillo de entrada largo y oscuro. Y una pared derribada que crea una apertura informal a un patio. Los tres se mantuvieron y mejoraron.
El camino de entrada está marcado por pórticos de acero oscuro. La sucesión estrecha y oscura de espacios conduce a un área abierta amplia y bien iluminada. El contraste enfatiza sus cualidades espaciales. La crudeza de los materiales enfatiza su identidad industrial. Una paleta que mezcla concreto pulido, paredes desnudas, acero galvanizado, madera, policarbonato y marcos de metal negro.
Un entresuelo con estructura de acero oscuro está incrustado en la estructura del techo existente. Una zona de reuniones mira a toda la planta baja, definida por espacios comunes. Éstos se adaptan a un área de estación de trabajo abierta y lugares de reunión flexibles con múltiples usos, desde trabajar hasta comer. Permanece un muro derribado y preexistente: ruinas glorificadas en una opción guiada por la escenografía. La identidad del lugar ahora está arraigada a estas capas de memoria e infraestructura.