Este proyecto se ubica frente a un hermoso estero que desemboca en el canal de Caicawe, frente a la isla del mismo nombre, a pocos kilómetros al norte de la ciudad de Quemchi. El terreno se desarrolla linealmente en el borde mar, en una pendiente que comienza pronunciada y culmina suavemente hacia el mar. Este terreno cuenta con numerosas instalaciones y viviendas existentes, en don-de el emplazamiento dispuesto para la vivienda está virtualmente delimitado y acotado.
El encargo consiste en una vivienda de espacios cómodos, amplios y comunes, dispuesta a recibir a grupos numerosos de personas, en donde los espacios se relacionen visualmente y conectados fácilmente hacia su exterior, permitiendo que las actividades de encuentro se puedan realizar con facilidad incluso los días de lluvia, dentro de una arquitectura que se enmarque dentro de la estética de las instalaciones existentes, las cuales, de volúmenes muy simples comunican su relación y responsabilidad con la estética de Chiloé.
La propuesta arquitectónica plantea un volumen compacto y torcido en busca de sus vistas más significativas, siguiendo la forma del estrecho terreno. Hacia el espacio público y de acceso se presenta cerrado y hermético, guardando la privacidad interior, pero de paso presentando un volumen categórico al modo que se presentan los galpones Chilotes, sobresaliendo en el nivel superior protegiendo el acceso de la lluvia y los vientos con el mismo volumen. Contrariamente a su acceso, el lado del mar, se presenta abierto, vidriado, exponiendo las exuberantes vistas al mar, construyendo una imagen dialogante entre la arquitectura vernácula y contemporánea simultáneamente.
La estructura aparece como parte de la arquitectura y la cubierta envuelve todos los programas incluyendo parte de la terraza, la cual comunica el estar con el sector del quincho y la cava, permitiendo habitar el exterior e interior libremente los días de lluvia. El exterior reutiliza antiguas planchas de zinc, lo que permite dar la imagen de un antiguo galpón chilote, que siempre estuvo en ese lugar.
El interior vestido de maderas nativas, muchas de ellas al igual que el revestimiento exterior, fueron reutilizadas, como forros, pisos, puertas y ventanas, al igual que la escalera, la cual perteneció a una antigua casona Chilota, hoy en día extinta.