Ubicado en la ladera de la montaña en el corazón de un gran proyecto de desarrollo de bienes raíces, el desarrollador de este lugar de residencia fue despojado esencialmente para promover las vistas hasta el río San Lorenzo. Paradójicamente, esto desestructuró el paisaje natural, haciendo que la apropiación del sitio para fines residenciales fuera más compleja, dada la sobreexposición de la tierra. La monumentalidad resultante del paisaje es tan espectacular como difícil de apropiar a escala residencial.

Es por eso que el proyecto intenta encajar en este panorama, mientras busca una relación que pueda ofrecer en un contexto de domesticidad. Esta situación no guarda relación con la larga tradición de asentamiento en la región de Charlevoix (Quebec), caracterizada por la modesta escala de las viviendas frente a la inmensidad del río San Lorenzo y el paisaje ondulado. La Charbonnière se diseñó alrededor de este problema de “adaptación” al paisaje, una consideración que es formal y cultural.

El modo de implementación de los complejos rurales tradicionales de la región ha traducido la cultura rústica de antaño, que casi ha desaparecido en la actualidad. La sutileza con que los aldeanos se apropiaron de su territorio de acuerdo con una disposición precisa de pequeños volúmenes de casas o dependencias, ha sido suplantada hoy por el despliegue uniforme de una tipología residencial que es mucho más suburbana que rústica. El plan del proyecto traza un patio interior frente al río San Lorenzo, como un brazo que abraza y protege a los habitantes de la inmensidad del paisaje.

La volumetría exterior es abstracta e intrigante. Surge del suelo, como un objeto escultórico, frente a la monumentalidad del río. La escala es ambigua, en la imagen del paisaje circundante. Las paredes de cedro carbonizadas, producidas por la técnica “shou-sugi-ban” están libres de ventanas en el lado que da a la carretera y contribuyen a la extrañeza de esta forma, que divide el paisaje sin imponerse.

El despliegue de los espacios abraza los contornos del sitio, despejando dos pisos habitables pero manteniendo el acceso directo a nivel del suelo en todo el perímetro. Esto permite la apropiación directa del sitio al aire libre y permite cierta privacidad para los usuarios. Los espacios de preparación de comidas son muy amplios y constituyen el centro de vida de la residencia, que se abre al patio interior.

La sala de estar está diseñada como un retiro contemplativo, que se abre al paisaje del río. Con el mismo espíritu, una sauna seca, que se abre en gran parte al patio, también se ofrece como un lugar de relajación en el corazón de la vivienda, frente al San Lorenzo. La estética de los espacios interiores tiene un sello rústico. La materialidad se refiere a nuestras raíces, más rústicas que modernistas, más cercanas a la tierra. Su organización interna es orgánica, como las hermosas casas rurales diseñadas sin un arquitecto.