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¡Felices fiestas!
LGA Architectural Partners diseñó la Escuela de Arquitectura McEwen de la Universidad Laurentian para preparar a jóvenes arquitectos para los problemas críticos de diseño del siglo XXI.
McEwen no es una escuela de arquitectura típica: su plan de estudios hace hincapié en las técnicas de arquitectura y fabricación centradas en los aspectos tradicionales y en la evolución de la vida en el norte, incluida la cultura indígena, la construcción de madera, las ecologías y recursos locales, y el diseño para el impacto del cambio climático.
McEwen, se encuentra en un contexto único, ubicada en el centro de Sudbury, en la encrucijada de la autopista Trans-Canada y el ferrocarril canadiense del Pacífico.
Sudbury es una ciudad del norte de tamaño mediano conocida por la minería de níquel, con vibrantes comunidades inglesas, francesas e indígenas. Y si bien Sudbury no es extremadamente remota, su distancia de otras ciudades y su separación por agua, roca y bosque lo hacen sentir bastante remoto.
Y así, el desafío del diseño era realizar una escuela que respondiera a este lugar: un laboratorio de enseñanza para el avance del diseño sostenible impulsado por la comunidad; un estimulante y vibrante think tank para el centro de Sudbury; y un centro educativo con la función de servir a una comunidad tricultural.
Los resultados guiaron las prioridades arquitectónicas y un currículo basado en temas relacionados con el norte. Hubo muchos desafíos inusuales: por ejemplo, la creación de un edificio y un programa que podrían mitigar el estrés que experimentan muchos estudiantes que se alejan por primera vez de comunidades aisladas y rurales, especialmente las indígenas.
Otras preocupaciones incluyeron el diseño con una respuesta adecuada a la fuerza laboral local limitada de la región y los cambios estacionales extremos, mientras se instituyen métodos de construcción sostenibles eficientes. El equipo consideró que los criterios LEED no proporcionaron las métricas correctas para este entorno, y desarrolló una herramienta a medida: un “Manifiesto de Diseño Sostenible” que aborda específicamente el contexto donde esta emplazada la escuela.
En todos los sentidos, LGA concibió el campus como un instrumento didáctico desde el cual los estudiantes pueden aprender sobre cómo hacer de arquitectura, y en particular cómo podría abordar la sostenibilidad, el clima y la cultura.
El mini campus resultante une cuatro tipologías de edificios diferentes alrededor de un patio central. La primera fase del proyecto adaptó dos estructuras históricas: un cobertizo ferroviario de madera convirtió el edificio de mercado en el “FabLab”, donde se exploran los métodos de construcción tradicionales y contemporáneos.
En el futuro, su suelo se convertirá en un recurso adicional para la comunidad como un espacio para el intercambio de conocimientos y la consulta pública. La segunda fase de la escuela comprendió dos nuevos edificios: un ala de acero y concreto, y un edificio de madera laminada en cruz para el auditorio y la biblioteca.
Orientado al sur y protegido de los vientos dominantes, el patio sirve como un aula al aire libre, con un pozo ceremonial que permite a los estudiantes y la comunidad local participar en las tradiciones locales.
Puedes encontrar este proyecto en nuestra Revista Arquine No.88 enseñar arquitectura.