Este proyecto nace de la pasión por la historia y la arqueología. El edificio es una residencia unifamiliar diseñada específicamente para un arqueólogo. El volumen es un paralelepípedo simple con una base rectangular en el que se han insertado y fijado otros bloques de forma cúbica, completamente cubiertos de piedra.
Desde un punto de vista material, el edificio recuerda las texturas de ladrillo de las paredes viejas y las grandes piedras cortadas que a menudo interrumpían el marco como dinteles o piedras angulares. En esta casa, los ladrillos fueron remplazados por bloques de hormigón estriado reutilizados y la piedra por losas de mármol y bloques de travertino.
El edificio es de dos niveles: en la planta baja hay una sala de estar grande y luminosa con una cocina, un comedor y un baño pequeño. En el primer piso se encuentran los dormitorios, dos baños principales y la oficina privada del cliente. Todas las ventanas interactúan con el paisaje circundante caracterizado por viñedos y campos cultivados.
Una de las premisas principales de diseño fue recuperar materiales que ya no se utilizan para darles una nueva vida y reducir las molestias para el medio ambiente. Los materiales utilizados son todos materiales recuperados de canteras desmanteladas o vertederos de materiales de construcción. El edificio también ha sido aislado para reducir el consumo de energía al mínimo.
Desde un punto de vista arquitectónico se trata de un edificio contemporáneo que reinterpreta lo antiguo, un edificio mineral simple y primitivo capaz de responder a la luz de manera diferente en la mañana, al mediodía y en la tarde.