El proyecto arquitectónico, que se produce cien años después de la construcción de la Real Vinícola, entre 1897 y 1901, se basa en las ruinas existentes y su rehabilitación, a través de una investigación sobre el contexto histórico de los edificios industriales.
“En el momento en que un edificio se derrumba”, dijo Simmel, “esto no significa más que las meras fuerzas de la naturaleza que comienzan a predominar sobre el trabajo humano: el equilibrio entre naturaleza y espíritu que el edificio manifestó, se mueve a favor de la naturaleza”.
El objetivo principal de este proyecto fue restablecer el equilibrio de fuerzas entre la naturaleza y el espíritu humano. Un equilibrio logrado a través de una negociación con la naturaleza, que reclama un espacio que una vez fue suyo, en una lucha interminable. El espíritu humano que se manifestó hace cien años y construyó el espacio y con el espíritu que será necesario manifestar hoy y establecer un diálogo con los dos anteriores.
Un ejemplo de este diálogo son los árboles que crecen dentro de uno de los edificios, que se han mantenido mediante la creación de patios exteriores. El edificio fue nuevamente ocupado, pero se respetaron los derechos adquiridos por la naturaleza a lo largo de los años en los que se abandonó el lugar. Intentamos dibujar de acuerdo con el proyecto original, siempre que fuera posible. Se recuperaron todas las dimensiones exteriores, se mantuvo el diseño de las vigas de madera. Buscamos mantener el espíritu industrial del lugar. Hubo cambios en la función que implicaban nuevos espacios, nuevas infraestructuras y nueva legislación por cumplir. Las escaleras de hormigón fuera del edificio se requieren por razones de seguridad contra incendios. Se decidió no introducirlas en el interior debido al impacto negativo que tendrían sobre la estructura de acero de la losa, con su belleza expresada en la repetición casi infinita del módulo estructural creado por los pilares y las vigas. Fue necesario abrir ventanas en la fachada este del bloque. Dado que estábamos introduciendo un nuevo elemento en el proyecto, optamos por adaptar el carácter contemporáneo de la intervención en lugar de disfrazarla, al hacer que los nuevos marcos de las ventanas se presionen contra la pared, en oposición a las ventanas existentes.
Además de buscar este equilibrio entre las diferentes fuerzas que intervienen, queríamos que fuera visible y se manifestara en toda su veracidad. Creemos que la materia debería, en este caso particular, percibirse tanto en el espacio como en el tiempo.