De la interconexión (y las dimensiones) al amor tácito: una conversación con Damián Ortega
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¡Felices fiestas!
6 abril, 2023
por Mariana Barrón | Twitter: marianne_petite | Instagram: marianne_petite
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Siempre que pienso en Milano resuena en mi cabeza la frase que todos los días se repite en su estación central de trenes; “Milano centrale, Allontanarsi dalla linea gialla”. Milano Centrale es un edificio inaugurado en 1931, siendo la mayor estación de trenes en Europa. Admirada por su carácter, algo masivo, definitivamente fascista; un brutalismo italiano. Su fachada tiene 200 metros de ancho y su bóveda 72 metros de altura, algo insólito de la época. Cuenta con 24 andenes y con más de 100 millones de pasajeros que transitan sus pasillos año con año.
Volví a Milano una vez más, hace 10 años era la ciudad donde prácticamente había terminado la carrera de Arquitectura. Desde adolescente, me obsesioné con la idea de estudiar en Italia, no había razones específicas, sólo quería hacerlo. Cuando se me presentó la oportunidad no dudé un segundo y apliqué. Me decía “Wow, estudiaré en la misma institución de Renzo Piano”… En el momento que llegué a esta ciudad, la aclamada “ciudad de la moda, del diseño”, lo académico pasaba a segundo término. Aún así, logré buenas calificaciones. Inclusive hice un texto académico en italiano sobre la Biblioteca Central de la UNAM, una gran hazaña.
Mis días en la ciudad, divididos entre las juntas virtuales, pendientes laborales y el paseo, fueron breves pero sustanciales. Visitando los edificios favoritos, las plazas, los lugares para comer, las mejores pizzas, pastas y panzerotto´s. Por supuesto, pasear por Montenapoleone, el quartieri de la moda. En una de mis llamadas laborales me decían: “Pienso que Milano va más contigo que Ciudad de México”. Si, podría ser.
Contrastes: La Torre más fea del mundo y la Torre de oro
Milano tiene 3 de mis edificios favoritos del mundo, un top ten que luego compartiré. El duomo, la Torre Velasca y la Fondazione Prada. Tres momentos históricos y magníficos en un mismo territorio urbano; una traza medieval, golpeado por la guerra y las crisis económicas.
La primera vez que escuché hablar de Torre Velasca fue en las clases de teoría de la UNAM. Este edificio fue la oportunidad de levantar construcciones nuevas en predios que habían sido bombardeados por la guerra. Un edificio de oficinas, locales comerciales y viviendas diseñado por BBPR. Oficina fundada en 1932 por Gian Luigi Banfi (1910-1945), Lodovico Barbiano di Belgiojoso (1909-2004), Enrico Peressutti (1908-1976) y Ernesto Nathan Rogers (1909-1969). Inaugurada en 1958, es una torre que según algunos historiadores pone fin a la era del Movimiento Moderno, otros también dicen que esto sucede cuando Pruitt–Igoe se demuele hacia 1972. Lo que creo, es que nunca hay objetividad en los sucesos culturales y sociales. Mi terapeuta diría “la multiplicidad de historias es lo más rico de la narrativa”.
Torre Velasca corresponde a conceptos teóricos de Ernesto Nathan Rogers, quién dirigió la revista Casabella de 1953 a 1965. Sus nociones teóricas como “preexistencia”, “ambientazione” (refiriéndose a la relación con el contexto urbano) y “continuidad” pasan a formar parte del debate arquitectónico de la época. El Movimiento Moderno afirmaba la ruptura con el pasado, sin embargo, Rogers creía en los vínculos con ella, para así formular la idea de modernidad entendida como una evolución, más que como una revolución. La silueta urbana de Milano abría diálogos entre sus edificios; la catedral gótica, las ruinas del imperio romano, las torres del Palazzo Sforzesco, Milano Central, la zona de rascacielos de Porta Garibaldi y a lo lejos, en la zona industrial, la torre de oro de Fondazione Prada, un edificio de OMA.
Inaugurado en 2015, la fondazione es un museo, almacén, laboratorio y zona comercial. La primera vez que la visité, la polémica era el edificio de oro. La haunted house, como es conocida, es un elemento distintivo, frívolo que contrasta con el panorama gris del resto del complejo. En 2018, se inauguró el último elemento, una torre de concreto blanco, sede de más salas expositivas y un restaurante. En el complejo, podemos encontrar el Bar Luce, un espacio diseñado por el director Wes Anderson. Fondazione es un lugar lleno de contrastes y de muchas fantasías. Otro proyecto icónico de Rem Koolhas, sublime, industrial y muy POP.
Ese día llovió, era domingo y me confié. Me daba miedo arruinar mis tabis Margiela y los accesorios YSL. Protegida por mis ⅛ Takamuras seguí caminando a la estación del metro LODI. Al otro día, amanecí resfriada.
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