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15 junio, 2021
por Erik Carranza L. | Twitter: SA_Anonima | Instagram: SA_Anonima | linktr.ee: Anonima_arquitectura
La ciudad de México allá por 1970, 1947, óleo sobre tela; colección Mercedes Tejeda. Foto: Pedro Cuevas, 1992. Archivo fotográfico IIE-UNAM. Tomado de Ana Isabel Pérez Gavilán, Chávez Morado, destructor de mitos. Silencios y aniquilaciones de La Ciudad (1949)
Carlos Tejeda, pintor mexicano, representó en 1947 en una pintura un tramo del Paseo de la Reforma titulándola La ciudad de México allá por 1970. Muestra una ciudad con un entorno desolado: una grieta en el pavimento desde avenida Juárez hasta su cruce con Reforma extendiéndose a la avenida de la República. Esa abertura pasa por un lado del monumento a Carlos IV, el caballito —cuando todavía no se movía a la plaza del Museo Nacional de Arte, en la calle de Tacuba (a esta ciudad le gusta desplazar monumentos por sus calles)—, y como remate de esa grieta el Monumento a la Revolución. A un costado el edificio El Moro, de Manuel Ortiz Monasterio, recién inaugurado (1938-1946). A su espalda el edificio de la calle Terán con su esquina boleada; en el otro extremo, el edificio que hoy ocupa el Hotel Barceló en proceso de construcción —en años posteriores remataría con un gran espectacular de la llantera BFGoodrich— y atrás de este dos coincidencias: la primera, un edificio vertical con un muro desplomado con una sola torre y, la segunda, del lado izquierdo de la representación, un edificio en proceso de construcción. En lugar del primer edificio hoy se encuentra la torre Reforma 27 diseñada por Alberto Kalach casi con la misma inclinación del muro, pero ahora con dos torres. En vez del segundo, la Torre Cuarzo, Reforma 26, proyectada por Richard Meier y Diámetro Arquitectos. Dos construcciones que hoy marcan el portal de acceso hacia Reforma Norte y que en su momento Carlos Tejeda vislumbró como posibilidades en el desarrollo inmobiliario de la ciudad. Bajo la reforma del paseo unos arboles secos y a lo lejos apenas distinguible el Ángel de la Independencia enmarcados por esa grieta en forma de “Y” que es mas como una herida que deja ver el sistema de drenaje y agua de la ciudad totalmente colapsado.
La Ciudad de México allá por 2017, via Google maps.
El jueves 31 de agosto del 2017 una tercera coincidencia: en el cruce de las calles de Humboldt, Cristobal Colón y la lateral de Paseo de la Reforma, a una cuadra de la visión de ciudad de Carlos Tejeda, se abrió un socavón por el colapso de tuberías de drenaje y del Sistema de Aguas de la Ciudad de México en la zona. Esa grieta-herida que plasmó Tejeda se hizo presente en forma de socavón 70 años después.
Si a la visión de ciudad de Carlos Tejeda, le sumamos la que se representaba en el cine con películas como Nosotros los pobres de 1948, Ustedes los ricos de 1949 (Ismael Rodríguez) y Los olvidados de 1950 (Luis Buñuel) —trilogía básica para entender la transición social hacia el movimiento moderno—, la idea de una ciudad caos estaba permeando en el pensamiento de los ciudadanos, y para cambiar esa perspectiva de la ciudad de México que entraba precisamente al movimiento moderno (periodo comprendido entre 1945-1985), el periódico Excelsior organizó el concurso “la ciudad de México interpretada por sus pintores” (del cual se hablo brevemente en la primera entrega de La ciudad), que ganó Juan O´Gorman con el cuadro Paisaje de Ciudad, mostrando el mismo cruce de Reforma, Juárez y avenida de la República, pero paado desde el Monumento a la Revolución, con la perspectiva aérea de un arquitecto que estaba entendiendo la transición política del país.
Secuencia de filmación de Nosotros los Pobres, (Pedro Infante, Jorge Arriaga y José Muñoz) presuntamente desde la azotea del Edificio de la CFE ubicado en Av. Juárez, 1948. Imagen recuperada de https://twitter.com/BeatrizpOrtega/status/1286650687045038081/photo/4
Coincido con la visión de Carlos Tejeda. Pienso que la ciudad es la acumulación de fisuras, grietas, socavones y heridas que muestran constantemente el daño que se le ha hecho a sus sistemas. Prefiero la visión de la ciudad como ente orgánico que tenemos que ir entendiendo y sanando con el tiempo y que involucra a todos los que formamos parte de la ciudad. Escojo esa visión desolada a la visión en donde todo esta bien y es atractivo para todos aunque no lo esté.
Polvareda, 1958, Rodrigo Moya.
Carlos Tejeda no estaba equivocado con esa visión de ciudad, una Ciudad de México como el lugar de las coincidencias y casualidades.
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