Historias de inclusión y exclusión: ningún espacio es autónomo. Conversación con Diane Davis
Lo que identificamos como público es un artefacto, una consecuencia de cómo pensamos a quién pertenece, a dónde y quién [...]
24 mayo, 2017
por Francisco Brown | Twitter: pancho_brown | Instagram: pancho_brown
Francisco Brown: En tu obra para LIGA 25 partiste de la idea de que la naturaleza es una invención, así como sus distintas representaciones. Qué fue Trópico Canónico y cuál es tu interpretación de lo tropical.
Camilo Restrepo: Consideró que la arquitectura asume la naturaleza como una invención. Es decir, la naturaleza es una representación más de ese sistema de pensamiento que es la arquitectura y, dentro de esa estructura, la pieza Trópico Canónico trataba de poner en contraste varias situaciones y condiciones. Partiendo de que la arquitectura es un sistema de conciliación, no sólo de la cultura y la materialidad, sino también en su manera de diseñar relaciones en el espacio, Trópico Canónico era capaz de pertenecer a la historia de la arquitectura universal, resaltando ciertos valores que están instruidos en el trópico y estructurados en la descripción del territorio que parte del romanticismo y de la versión naturalista de Alexander von Humboldt.
FB: Me encanta tu definición y relación entre lenguaje arquitectónico y los paisajes, cómo estableces que la selva es barroca y cómo va deshojando tu proceso de investigación, para llegar a establecer tu pieza. Dentro de ese proceso de investigación, ¿por qué elegiste la planta del Pabellón Sonsbeek de Aldo Van Eyck como la definición de canónico?
CR: Algo que es muy importante es la idea paralela entre el desierto y la selva. El desierto es moderno y abstracto, ahí el horizonte es lo relevante y es verdaderamente moderno al construirse bajo esa idea de relación objetual entre el aquí y allá, el adentro y el afuera. La idea de lo tropical es que la selva barroca, donde hay una contraposición de escalas que va de lo más pequeño a lo más grande dentro del mismo plano y ahí, la fotografía cumple un papel bastante interesante. Desde ese punto de vista, parecía importante entender que podíamos hacer uso de la literatura histórica y de la arquitectura del Pabellón Sonsbeek de Van Eyck, partiendo de que el trópico todo lo invierte. Así, si en aquel pabellón las paredes eran sólidas, las nuestras son transparentes; si las paredes eran desnudas y con una crítica a la modernidad de lo artesanal, en nuestra pieza era la idea de lo natural, las paredes están tatuadas y empiezan a funcionar no sólo en su orden posiblemente moderno, sino también ilustrativo.
Era importante ese fluir, cómo el trópico invierte todo: el aquí, el allá, lo grande, lo pequeño, la escala, la transparencia y la ambigüedad. La ambigüedad, siempre ha sido un tema de bastante interés para nuestro estudio porque, mientras más especifica es la geometría, más condiciones de ambigüedad. Para construir ese espacio que está entre condiciones que no pertenecen ni a la modernidad, ni a la posmodernidad, sino que tiene sus reglas de juego, un poco cercano a las teorías y a las ideas de la teoría pos-colonialista. Lo interesante es la diferencia, no la diversidad.
FB: ¿Qué tipo de relaciones específicas querías crear en este espacio entre el usuario y la pieza? ¿Por qué no relacionarlo a la ciudad?
CR: Porque la Ciudad de México, en su contexto, ya es bastante urbana. Era interesante poder trasladar esa condición de lo “no urbano”, todo aquello que es parte del extrarradio de la ciudad, que en el trópico, o por lo menos en Medellín, es lo que verdaderamente da sentido a aquello que es materialmente premeditado: la ciudad, la arquitectura, la construcción de la solución y la necesidad. Nos parecía importante chocar con esto y hacer una pieza penetrable, que perteneciera a esa idea de entrar en la selva, a ese espacio hecho por capas y diferentes relaciones de escala y profundidad que en la ciudad no necesariamente funciona de esa manera, porque la ciudad, de alguna forma, todavía se construye en su experiencia yendo de un punto de origen a uno de destino. En cambio, en nuestra pieza, lo interesante es divagar, moverse alrededor, para encontrar claros en el bosque o buscar puntos más consolidados a partir de imágenes que dan hacia el exterior de la calle, con otras que te permiten conocer y descubrir el detalle de la selva al interior.
FB: ¿Y se podía conseguir todo en ese espacio?
CR: Creo que sí se puede construir, y es gracias a la posibilidad de tener muchas capas de tejidos. De alguna forma, lo que nos preocupaba en el proyecto era el cómo entender un espacio tan pequeño para consolidar una experiencia de recorridos y no de objetos.
FB: ¿Cómo estableces una relación entre la respuesta y la pieza? ¿Es a través de lo material, de la geometría o de cómo entras a ese equilibrio entre lo ultra literal y lo ultra abstracto?
CR: La arquitectura es una manera de pensar y de entender el mundo porque te deja hacer énfasis a ciertas condiciones pero, al mismo tiempo, tiene la capacidad de la retórica al tener densidades ocultas: cosas que hay que deshojar para encontrarlas y que en nuestros procesos de diseño y en la pieza exhibida en LIGA, lo que nos permitía era hacer una serie de relaciones ocultas que, con cierto contexto, permitan establecer un lenguaje y una discusión con condiciones que no necesariamente pertenecen al origen de la pieza.
Eso es lo interesante de la arquitectura, que te permite establecer conversaciones inesperadas y sorprendentes, pero también es capaz de hacer una crítica o un comentario sobre cuestiones que parecen obvias pero que, cuando empiezas a deshojar, encuentras que hay un material que hay que hay que entender, aproximándose y experimentándolo. Eso es algo fascinante que también hace la arquitectura.
FB: ¿La discusión de si “transmitimos el concepto” es reiterativa en tu oficina? O ¿cómo funciona esa relación con la pieza final y el proceso de diseño?
CR: Algo interesante en las condiciones de ciertas arquitecturas y que, de alguna forma, funciona en nuestro trabajo, es que la arquitectura como mensajera siempre llega ya como alguien muerto. Eso es interesante en la medida que permite que haya un entendimiento y una interpretación que no necesariamente está ahí. Estamos abiertos a que eso suceda, a tratar de alimentarnos de eso. No tratamos de preconcebir las ideas. Creemos que la soluciones llegan en el proceso de ese diálogo y, en ese sentido, insisto, la arquitectura es un sistema de conciliación. Es un lugar donde cosas que parecían opuestas pueden adquirir un significado precisamente al estar opuestas.
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