José Agustín: caminatas, fiestas y subversión
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¡Felices fiestas!
13 septiembre, 2019
por Christian Mendoza | Instagram: christianmendozaclumsy
Dirigido por la cineasta Fernanda Romandía y distribuido por la productora Mantarraya, el documental Just Meet (2018), recientemente estrenado, es un perfil del arquitecto Tadao Ando y una imagen contundente y lírica de Casa Wabi durante su construcción, un proyecto del mismo Ando situado en Oaxaca.
Por un lado, escuchamos la voz del arquitecto narrar aspectos sobre su formación. Tadao Ando no asistió a la universidad, pero trabajó intensamente en despachos de arquitectura, además de que invirtió sus ganancias en viajes a ciudades que influyeron en su ejercicio, como Alemania, Nueva York o Ciudad de México, además de Osaka, su lugar de nacimiento, donde aprendió que la arquitectura debía responder siempre al contexto de la topografía y de los métodos constructivos tradicionales. Para demostrar esta idea, Ando revisa los proyectos más importantes de su práctica, como la intervención en la isla Naoshima, obra a la que dedica más comentarios, dado los resultados que se obtuvieron: la construcción de distintos recintos artísticos trajo consigo no sólo el involucramiento de artistas como James Turrell o Yaoi Kusama al programa cultural de la isla, sino también la afluencia del turismo. Lo que antes era una isla relativamente desconocida, fue activada a través del arte y la arquitectura.
Al relato biográfico se contrapone el que es quizá el mayor acierto del documental: la filmación de las obras para Casa Wabi. Si al principio de la cinta se capa a Tado Ando revisando los planos para este proyecto, Fernanda Romandía incluye a la imagen del autor-arquitecto un ensayo sobre el paisajismo visto a través de la cimbra, el armado de varillas, el montaje del techo de palma y la arena cirniéndose. El contexto al que Ando le pone tanto énfasis es explicado con lirismo y con sensibilidad. Vemos el ocre de la playa que rodea a Casa Wabi, pero también a los trabajadores durante sus jornadas. La mirada de Romandía evita retratarlos desde la distancia del gabinete y los vuelve actores de una obra que recientemente ha sido un enclave importante para la vida artística del país.
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