La Estación de Ferrocarril Tapachula fue inaugurada a principios del siglo XX. En octubre de 2005, el huracán Stan colapsó el sistema ferroviario en varios tramos, haciendo imposible el paso del tren. Ante la magnitud del desastre no resultaba redituable reconstruir, así que este lugar que fue durante mucho tiempo la puerta de entrada a México, así como el corazón de Tapachula, se convirtió en depósito de basura y dormitorio para personas indigentes.
De la mano de acciones fundamentales de parte de la comunidad, se rescató el pequeño espacio para actividades culturales, deportivas y de memoria local, logrando a través del gobierno municipal la intervención del Programa de Mejoramiento Urbano. El proyecto, a cargo del colectivo C733, busca rescatar su carácter de conector urbano y parque público acompañado de espacios flexibles para canchas techadas, comedores comunitarios y espacios recreativos.
Conceptualmente, surge de la naturaleza de la repetición y se resuelve en una sola sección, capaz de albergar espacios de pequeño formato en sus costados, que fungen como cimientos expuestos para soportar una cubierta ligera de 19 metros de altura y 24 de claro. Una intervención de paisaje conforma taludes, plazas y huertos comunitarios, aprovechando la extraordinaria paleta vegetal local. La estrategia estructural y su paleta cromática surgen del lugar, siendo Tapachula el mayor productor de bambú en México, además del acero y el concreto como elementos de refuerzo que promueven la ventilación cruzada e iluminación natural de todos los espacios.
Los elementos de tensión permiten la esbeltez en el claro mayor, a pesar de las consideraciones sísmicas y de viento. En la antigua estación se rescató su carácter original, así como el espíritu, ya recuperado por la comunidad, de espacio cultural y de memoria para el corazón de Tapachula.