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Columnas

El Maracaná de Tepito. Encuentro núm. 1: Pelé vs. Pani

El Maracaná de Tepito. Encuentro núm. 1: Pelé vs. Pani

4 octubre, 2024
por Erik Carranza L. | Twitter: SA_Anonima | Instagram: SA_Anonima | linktr.ee: Anonima_arquitectura

Montaje del proyecto totalizador de Mario Pani sobre imagen actual de Google Maps, por Erik Carranza.

Encontrar formas para resolver el grave problema de la vivienda… mediante la construcción de un anillo de renovación urbana del centro de la ciudad de México, aprovechando las zonas centrales bien situadas, con servicios municipales y (evitando) el deprimente espectáculo de la herradura de tugurios que envuelve al núcleo urbano… revitalizar el centro cívico, histórico y comercial de la ciudad, resolver el problema vial y disminuir la polución atmosférica… ofrecer mayor atractivo al turismo nacional y extranjero (y en fin)… lograr una zona más humana… colocando urbanísticamente a México a la altura de los países más desarrollados
Adolfo López Mateos, Renovación Urbana México, 1970

 

Hablar del legado de Mario Pani Darquí en la arquitectura, en el contexto un fanático de futbol de la Ciudad de México, es el equivalente a hablar en el mundo deportivo de Hugo Sánchez Márquez, Diego Armando Maradona o de Edson Arantes Do Nascimento Pelé. Para este caso, o primer encuentro, el de Pani vs. Pelé es hablar del legado que tienen en una de las colonias y barrios más importantes de la ciudad. El del primero, por lo que dejó de hacer, y el segundo, por su presencia que encumbró un espacio deportivo en la colonia que al día de hoy sigue siendo un espacio referente para Tepito y la ciudad.

 

Primer tiempo. El proyecto totalizador de Mario Pani

O, diría yo, el del uso (in)correcto de las palabras. Más allá de la representación del proyecto, la presentación de este, donde se definía como “el deprimente espectáculo de la herradura de tugurios” a la zona de vecindades y barrios circundantes del Centro Histórico, empezar así un discurso probablemente no lleve a buenas negociaciones con un barrio y su comunidad. Al comenzar con esas palabras nunca se podría encontrar la forma para resolver el grave problema de la vivienda de acuerdo con lo que argumentaban Mario Pani o el mismo Adolfo López Mateos. Preguntaría yo, ¿qué es un deprimente espectáculo a nivel de vida barrial en relación con las formas de vida y la vivienda?, ¿no es esta una de las lecciones que nos deja el movimiento moderno, el uso correcto de las palabras?, ¿que el discurso arquitectónico deje de hablar de lo digno, de lo deprimente, de lo bonito, de lo que nos gusta?

La idea de este proyecto totalizador era borrar del mapa de la Ciudad de México a la territorial de Morelos y Peralvillo (antes, las colonias Violante, Díaz de León y Morelos, las colonias número 6, 7 y 8, respectivamente, trazadas en el periodo comprendido entre 1890-1910), dándole continuidad al Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco de 1964 y conectando por el oriente de la ciudad hasta el otro proyecto desarrollado por Mario Pani, y la Unidad Habitacional John F. Kennedy en la colonia Jardín Balbuena también de 1964.

El proyecto totalizador tenía como límites al norponiente la avenida Paseo de la Reforma al norte la avenida Canal del Norte y el Eje 1 Norte, y llegaba al sur hasta los límites de la calle de Moneda, que después continua hacia la Calzada Ignacio Zaragoza, conectando el H. Congreso de la Unión y la avenida Francisco del Paso y Troncoso con la Unidad Habitacional J. F. K. al oriente; al poniente el Eje 1 Oriente, con el cruce con el Eje 1 Norte, un proyecto totalizador con la misma densidad de Tlatelolco con sus edificaciones de vivienda, equipamientos y áreas verdes: la utopía del movimiento moderno en su máxima expresión.

En ese borrón y cuenta nueva (la tabula rasa), el conjunto de edificios de la Terminal de Autobuses del Poniente (TAPO), de Juan José Díaz Infante de 1978; el Congreso de la Unión, Cámara de Diputados, el Palacio Legislativo de San Lázaro, de Pedro Ramírez Vázquez y Jorge Campuzano de 1981; el Consejo de la Judicatura Federal, Palacio de Justicia Federal de 1987-1992, de Teodoro González de León con J. Francisco Serrano y Carlos Tejeda, habrían existido en otra ubicación, mas no en el triángulo de San Lázaro y el Palacio de Lecumberri, de 1900, del arquitecto Lorenzo de la Hidalga y los Ingenieros Antonio Torres Torija, Antonio M. Anza y Miguel Quintana, que hoy es el Archivo General de la Nación y hubiera sido demolido, salvándose solo de ese conjunto urbano-arquitectónico el Centro Social y Deportivo para Trabajadores Venustiano Carranza de 1929, de Juan Segura.

Un proyecto totalizador de norte a oriente, un cinturón que absorbe diferentes formas de ocupación del espacio urbano de la ciudad y une dos grandes conjuntos de vivienda Tlatelolco con la Kennedy, que afortunadamente no llegó a ser.

Centro Social y Deportivo para Trabajadores Venustiano Carranza de 1929, Juan Segura, foto recuperada de El Universal, “Mochilazo en el tiempo. El Deportivo Carranza de los años 20 pensado para obreros”.

La colonia Jardín Balbuena es reconocida en el entorno deportivo, porque ahí creció Hugo Sánchez Márquez, el “niño de oro”, el “pentapichichi” y, en referencias urbano arquitectónicas, esta es una de las colonias funcionalistas, totalmente diseñada por los arquitectos Félix Sánchez, Raúl Izquierdo y A. Sánchez Tagle. Deporte contra ciudad nuevamente, pero ese es otro encuentro, el número 2, el de Hugo Sánchez vs. los otros Sánchez: Baylón y Tagle + Izquierdo.

 

Segundo tiempo. El Maracaná de Tepito

Definir la ubicación de El Deportivo Maracaná de Tepito es algo confuso cuando las calles dejan de ser calles y se convierten en grandes pasarelas peatonales-comerciales. El deportivo se encuentra entre las calles de Caridad Tepito, al sur; Toltecas, al poniente; Rivero, al norte y avenida del Trabajo; y González Ortega, al oriente. En esa manzana está la primera y segunda cerrada de Rivero, la cerrada de Matamoros y la escuadra de La Rcda. donde se encuentra la Parroquia de San Francisco de Asís. La forma más fácil de llegar es desde Paseo de la Reforma, por toda la calle de Matamoros, hasta topar con el nodo de mercados de la zona, el Mercado 36, el Mercado 14 y el Mercado 23 de tenis; luego dar vuelta hacia el oriente por la calle de Toltecas hasta llegar a la Rcda. o la calle de Caridad para conectar con el pasillo peatonal de Fray Bartolomé de las Casas. Las calles de Tepito son quizá el único lugar en la ciudad donde he perdido el sentido de orientación, las calles se dejan de identificar pos su nomenclatura y hay que empezar a ubicar una serie de referentes comerciales, religiosos y gráficos para encontrar una ruta —de entrada, o salida, da lo mismo—. Tepito es un gran laberinto urbano incluso recorriéndolo con alguien que conoce las calles del día a día.

La cancha del Maracaná de Tepito es como cualquier cancha de futbol, tiene unas dimensiones de casi 40 × 90 metros y se encuentra en un conjunto de predios con una cancha de futbol rápido y la Parroquia de San Francisco de Asís. Su particularidad inicial es que nace producto del sismo de 1957 (ver “La Ciudad [IV]: de sacudidas, perdidas y caídas”), del acarreo de piedras de la caída de viviendas y comercios en esos terrenos; su particularidad secundaria, la de la anécdota, es que en esa cancha jugó la selección de fútbol brasileña que participó en el mundial de México 1970 contra un equipo de vecinos de la comunidad de la colonia. El equipo de Brasil, estaba conformado en su momento por los “cinco 10”, Jairzinho, Gérson, Tostao, Rivellino y Pelé, dirigido por Mario Zagallo. Otra versión refuta esta anécdota, y la fecha en los años de 1976-1977, cuando jugadores brasileños que militaban en equipos del futbol mexicano jugaron un partido amistoso contra una selección de Tepito, y empataron 2-2. Este par de eventos (del cual no he encontrado registro fotográfico), en el que lo importante de ambos es que jugó un representativo brasileño, marcaron un antes y un después para Tepito, ese “templo pequeño” ahora del futbol, que generó un arraigo territorial y simbólico por defenderse en décadas posteriores, el de la época de la resistencia, la de “Tepito existe porque resiste”.

Tiempo extra. El proyecto parcial de Enrique Norten y Bernardo Gómez Pimienta

La primera vez que vi el proyecto de TEN Arquitectos en Tepito fue en uno de los Catálogos de la Arquitectura Contemporánea, que editaba la Editorial Gustavo Gili en el año de 1995. Con introducción de Lebbeus Woods, para el trabajo de TEN Arquitectos (catálogo que nunca adquirí, pero siempre consultaba en la biblioteca de la universidad) ese catálogo, quizá junto con el libro de Morphosis, Buildings and Projects 1989-1992, de la editorial Rizzoli, eran los documentos introductorios para mí como estudiante de arquitectura que pasaba de conocer a los grandes referentes de la arquitectura nacional, a un par de oficinas (una nacional y otra extranjera, de ahí quizá las virtudes y defectos al diseñar de toda una generación, la de 1995-2000) que exploraban desde la concepción espacial hasta la representación, iniciando TEN Arquitectos junto con otras oficinas nacionales lo que llegamos a conocer como el Tech-Mex o el High Tech en arquitectura pero a la mexicana. De este catálogo sobre el trabajo en conjunto de la dupla conformada por Enrique Norten y Bernardo Gómez Pimienta recordé el proyecto de la transformación parcial de Tepito. De ahí recupero su planta de conjunto para emplazarla en las condiciones actuales sobre una imagen de google maps y trato de entender la diferencia entre lo que proponía totalitariamente Mario Pani, contra lo que proponía parcialmente TEN Arquitectos, sin importar la extensión y la escala de la intervención los dos proyectos, que me parecen una transformación de la zona que generó la resistencia de un barrio de sus modos de vida, bravos por definición, y con una ocupación espacial de lo urbano, para adaptarlo a sus necesidades, saberes y experiencias.

Lo primero que noto son 7 grandes intervenciones y, aclaro, eso es una percepción de lo que puedo ver en la planta de conjunto y lo que la escala y resolución de la imagen me permite interpretar. La intervención núm. 1, la más importante —primera tarjeta amarilla—, donde desaparece por completo el Maracaná de Tepito para dar paso a lo que asemeja una plaza que devuelve una vida pública desde la concepción urbano-arquitectónica al atrio de la Parroquia de San Francisco de Asís. La cancha de futbol que desaparece (que, por cierto, está mal orientada, va en dirección oriente-poniente, quizá de ahí la propuesta), se desplaza hasta la parte norte con una correcta orientación ahora sí como remate de la intervención núm. 2 de la calle de Tenochtitlán, para ocupar lo que es hoy un espacio recreativo conocido como el Centro Deportivo Luis Villanueva Kid Azteca,  [1] entre las calles de Tenochtitlán, al poniente; Matamoros, al norte; Toltecas, al sur; y Fray Bartolomé de las Casa, al sur. La intervención núm. 3 está sobre lo que hoy persiste con una edificación en forma de trapecio; en el remate de la calle de Fray Bartolomé de las Casas. La intervención núm. 4 está sobre lo que hoy parece una gran plaza de conexión entre edificios de viviendas con un tanque elevado. Esta intervención, en su representación, es muy característica de TEN Arquitectos, ya que presenta una de sus tradicionales superficies curvadas, identificada mediante el hatch o achurado en el dibujo (recordar la representación de la Escuela Nacional de Teatro en el conjunto del CNA o el Edificios de Servicios de Televisa). La intervención núm. 5 es, supongo, la recuperación de la Plaza de Santa Ana junto a su parroquia en la calle del mismo nombre y en la calle de Peralvillo. La intervención núm. 6 se da en los remanentes de las áreas verdes que deja la Glorieta del Monumento a Cuitláhuac en Paseo de la Reforma, junto con el camellón central de la calle Matamoros y la calle Parcialidad, con un trazo curvo. Sobre esa calle de Matamoros está la intervención núm. 7, quizá la que más atrae la atención para tratar de entender qué sucede a nivel de calle, de los ojos, del peatón, desde Paseo de la Reforma Norte, conectando a todo lo largo hasta su remate con los mercados 14, 36 y 23 —segunda tarjeta amarilla— (ver nuevamente el “23: describir una calle“, sobre la importancia de esta pasarela el día de hoy). En esta intervención también la calle de Tenochtitlán tiene ese mismo tratamiento hasta conectar con el Mercado de Granaditas en el conjunto de mercados de La Lagunilla del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez en 1957, en los límites con el Eje 1 Norte (atrás de este mercado en la calle de República Dominicana y su perpendicular con la República de Haití, existe ya una solución que se asemeja al tratamiento gráfico en el dibujo de TEN Arquitectos). Lo curioso es que no se toca la calle de Jesús Carranza que se convierte después en la calle de República de Argentina, que remata hasta el punto origen de trazo de la ciudad colonial en la esquina de la calle de Guatemala, Templo Mayor y las espaldas de la Catedral Metropolitana —¿tarjeta roja?—, el eje de movilidad peatonal de la ciudad que complementa el eje de movilidad vehicular San Antonio Abad y Calzada de Tlalpan, sobre ese punto origen de trazo de la Ciudad de México. ¿Cómo se ocupa el espacio urbano en este tipo de contextos? Quizá una de las posibles soluciones de una calle en el futuro sea lo que sucede en ese Eje 1 Norte.

Montaje del proyecto parcial de TEN Arquitectos sobre imagen actual de google maps por Erik Carranza.

 

Totalitariamente o parcialmente, el legado urbano del Deportivo Maracaná en Tepito me permite imaginar un juego con un equipo inventado para la ocasión: el Cosmos de Tepito de la CDMX (en honor a Pelé, que jugó en el Cosmos de Nueva York) vs. Las Gardenias, un 4 de octubre (fiesta de San Francisco de Asís) de cualquier año, el que venga o, de preferencia, en 2026, año en el que se va a jugar por primera vez el mundial de futbol en tres diferentes sedes, México, Estados Unidos y Canadá. ¿Por qué no? ¡Sí!, porque el futbol, como el diseño urbano, son prácticas espaciales de resistencia.

 

Este texto forma parte del proyecto de investigación de “Ciudad cuerpo y deporte urbano” del Sistema Nacional de Creadores de Arte en Arquitectura (diseño arquitectónico).

 

Notas

[1] Luis Villanueva Páramo o Kid Azteca fue uno de los boxeadores profesionales más importantes que ha tenido México y el barrio de Tepito, nació en la Plaza Bartolomé de las Casas núm. 28, de ahí el nombre del Centro Deportivo; el box y su relación con el barrio es otro de los temas deportivos y urbanos a analizar en Tepito en un encuentro posterior.

[2] Las Gardenias es el equipo local de futbol de la comunidad LGBTTTIQ+ del barrio de Tepito.

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