Historias de inclusión y exclusión: ningún espacio es autónomo. Conversación con Diane Davis
Lo que identificamos como público es un artefacto, una consecuencia de cómo pensamos a quién pertenece, a dónde y quién [...]
11 febrero, 2015
por Francisco Brown | Twitter: pancho_brown | Instagram: pancho_brown
The National Building Museum en Washington DC está presentando HOT TO COLD: an odyssey of architectural adaptation. La exposición dedicada a un “selecto” número de proyectos de Bjarke Ingels Group, mejor conocido como BIG. Son más de 60 proyectos, organizados en función de su localización geográfica, que van desde las zonas más calidas del globo en el Medio Oriente, pasando por los climas templados de Asia y las Américas, para finalizar en la península Escandinava. El tema principal de la exposición es la odisea creativa en la que se sumerge el joven arquitecto para desarrollar una propuesta definida -supuestamente- por su contexto medio ambiental.
Luego de ver la exposición de OMA en Londres donde un pequeño porcentaje estaba dedicado a los objetos arquitectónicos, con la mayor parte del material hablabaa sobre el intrincado proceso de investigación del estudio; o la de Renzo Piano en Nueva York, donde la cantidad de modelos y dibujos trataban más sobre los detalles y engranajes de las máquinas diseñadas por el estudio y no sobre los edificios en sí; el visitante se da cuenta que el concepto curatorial de este tipo de exposiciones esta intrínsicamente relacionado a la cultura creativa del estudio. En el caso de BIG, la exposición está repleta de una ENORME cantidad de proyectos, organizados uno después de otro, como objetos escultóricos levitando sobre el vacío espacio del GREAT Hall. A primera vista, el uso del espacio contenedor es fascinante pero, con respecto a la escogencia del contenido, resulta excesiva.
Hot to Cold fue organizada alredor del Great Hall del museo, donde la exposición fue tallada para este imponente espacio; tan adaptada que se ve forzada, al tratar de llenar cada espacio intercolumnio y ser consistente con el tema de “hemos construido en cada zona climática del mundo con respuestas únicas”. La exposición se ve literal y reductiva; más como una muestra final de tercer semestre de una buena facultad de arquitectura, que como algo propio de uno de los estudios más importantes del mundo.
La exposición es sumamente contradictoria, alude a soluciones especificas en los contextos ambientales inmediatos, sin embargo, la explicación de los proyectos está reducida a una ENORME maqueta con uno o dos afiches explicando imágenes y diagramas la obra. Donde en vez del form follow discurse, parece mas el discurse follow form (el discurso sigue a la forma). La obra de BIG saltó a la fama por ser una obra producto de un proceso de diseño, de un proceso de manipulación formal debido a un sin número de restricciones y oportunidades que el estudio lograba entretejer y producir obras singulares; en vez de mostrar estos procesos -el mantra del estudio- se ofrece un catálogo de todas las obras esparcidas por el mundo bajo un concepto curatorial débil.
Creo que en ese afán del bigness de BIG, donde había que LLENAR el espacio techado más GRANDE de la ciudad, se diluye el enorme talento del estudio en producir edificios de calidad como el Museo Marítimo en Copenhague, o la nueva torre de Apartamentos West 57 Street en Nueva York, para mostrarnos MÁS CANTIDAD en vez de MÁS CALIDAD.
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