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Columnas

Campus alternativos

Campus alternativos

22 marzo, 2019
por Diana Ortíz | Twitter: rojoalizarina

 

 

El hecho de que la participación ciudadana sea relevante para la planificación de las ciudades y para desarrollar herramientas, soluciones, políticas públicas y proyectos es innegable,(1) pero, ¿cómo comienza un estudiante de arquitectura a abordar el tema? Sobretodo siendo habitantes de ciudades donde no lo aprendes de manera empírica, ¿cómo puede una universidad preparar a un alumno para convertirse en alguien interesado en lo que sucede a su alrededor, en ser parte de un equipo técnico que desarrolle proyectos concretos?

Campus Madero(2) me pareció que va en esa línea de acción. Se trata de una semana en la que todas las clases, talleres, pláticas y ejercicios de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tecnológico de Monterrey en León se mueven a un “campus” alternativo en el centro de su ciudad coordinándose con distintas áreas del Gobierno Municipal. Lo llaman un experimento, un laboratorio, cuyas actividades están abiertas y son gratuitas a todo el público, previo registro. Comenzó en el 2017 en León y ahora se está llevando a cabo también en Querétaro, Morelia y Puebla.

Comparto un par de preguntas que me surgieron a partir de conocer esta iniciativa y que me respondió Gabriel Sánchez(3) , director de la carrera de Arquitectura.

Llama la atención que, siendo una universidad privada, el Tecnológico de Monterrey proponga que el conocimiento es un bien común y que organice una semana de clases y las haga abiertas y gratuitas. ¿Qué opinas sobre esta postura?

Louis  I. Kahn decía que la escuela había “comenzado con un hombre bajo un árbol, un hombre que no sabía que era un maestro, y que se puso a discutir de lo que había comprendido con algunos otros, que no sabían que eran estudiantes. Los estudiantes se pusieron a reflexionar sobre lo que había pasado entre ellos y sobre el efecto benéfico de aquel hombre. Desearon que sus hijos también lo escucharan y, así, se erigieron espacios y surgió la primera escuela. La fundación de la escuela era inevitable porque forma parte de los deseos del hombre.” Decía que consideraba “la escuela como un ambiente espacial en el que aprender es bonito.”

Creo que este ejemplo desde la arquitectura explica muy bien la filosofía en general del Tecnológico de Monterrey y en específico lo que hace Campus Madero en lo que se refiere al acceso a la formación. El Tecnológico de Monterrey está convencido que en la educación está gran parte de la clave para un mejor futuro en México. Si queremos que este futuro suceda, tenemos que entender que es fundamental la implicación de la universidad en la construcción de una sociedad del conocimiento; una sociedad más igualitaria y por tanto más humana y hermanada.

Según lo que cuenta Kahn, primero vino el hecho y luego el lugar, el conocimiento y el espacio eran accesibles a todos y su beneficio por tanto permeaba de manera natural y extendida. En Campus Madero lo que hacemos es volver a esos orígenes porque es precisamente allí donde se encuentra en mayor potencia las posibilidades de la educación. A través de la cercanía de la academia con la iniciativa pública, privada y la sociedad en general, Campus Madero propone y reivindica la educación y la ciudad como bien común.

Nosotros desde la Escuela de Arquitectura Arte y Diseño escogimos esta vía de acción. Marco Lampugnani, profesor de nuestra institución junto con todo el equipo de la división, hace tres años tuvieron esta iniciativa. Progresivamente la hemos ido ajustando para su mejor funcionamiento y difusión. Por ejemplo, esta ocasión han sido cuatro campus los que lo hemos realizado: León, Querétaro, Morelia y Puebla y ya se ha propuesto para que todos los campus implementen esta actividad en sus ciudades respectivas.

 

¿Qué crees que puedan aprender los alumnos de arquitectura al cambiar las clases de las aulas a lugares dentro de la ciudad?

Volviendo a lo que decía Kahn acerca de “un hombre que no sabía qué era un maestro” y de “otros que no sabían que eran estudiantes” creo que esto sucede en Campus Madero. El aprendizaje se da de manera natural, sin la formalidad que a veces impone la academia. Y precisamente esto permite a los alumnos aprender muchas cosas de la ciudad y la gente que no pueden obtener desde el aula. Y la gente aprende cosas de los alumnos y los profesores que no podrían sin acudir a un centro de formación.

Los alumnos primeramente aprenden a hacer ciudad participando en ella, viendo que como habitantes son capaces de dar vida, que pueden contribuir a una mejor experiencia en el espacio público y que también reciben conocimientos de la ciudad. Por otra parte, además de aprender lo que puntualmente se imparte en las clases, eventos y talleres de la semana, tienen un roce con la vida diaria de la ciudad, lo cual en el estudiante muchas veces se vuelve distante al permanecer la mayor parte del tiempo en la universidad. Este contacto desarrolla en ellos una capacidad de observación, entendiendo al habitante y a la ciudad no sólo desde el análisis teórico sino desde la experiencia, la participación y apropiación. Finalmente, también permite relacionarse con instituciones, empresas, artes y oficios dentro de la ciudad, muchas de las veces en sus sitios y medios de trabajo habituales. Ayuda mucho a crear nuevas redes de trabajo y negocio en las que los alumnos van obteniendo ya beneficios tangibles para su futuro ejercicio profesional.

Muchas personas durante esa semana que estamos en el Centro de León, en la zona de Madero, nos dicen que perciben una mayor intensidad en la vida de la ciudad. Ven alumnos y gente que va de una plaza a otra, de un parque a un museo, o a algún taller a ver cómo se desarrolla un oficio o a una construcción. O simplemente paseando por las calles, comiendo en los restaurantes y puestos de la zona. Ante todo, Campus Madero ayuda a la reinvención de lo cotidiano.

 


1. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/cities/
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 11, de las ODS de ONU Hábitat, sobre lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles establece como primordial la participación ciudadana. Tomado de De la manipulación al control: sobre participación ciudadana.
2. En su versión 2019 coordinados por la Dra. Arq.  Viviana Barquero Díaz Barriga organizaron los profesores Xavier Martínez Montes de Oca, Javier Méndez Izquierdo,  Alan García Lizaola, Jaime Gutiérrez Rodríguez y el especialista de área Ivan Romo Hernández, Alexandra González Aguirre y Gabriel Sánchez Valdés.
3. Gabriel Sánchez Valdés, Director de carrera de Arquitectura, ITESM León

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