Hoy se cumple un año de haberse inaugurado el departamento-museo de la Casa Bloc en Barcelona, la Vivienda 1/11. El lugar que solía ser un departamento se reformó para contener otro uso, el de visitar desde dentro lo que fue en su momento una apuesta de los arquitectos catalanes por una vivienda digna, un edificio que proponía la convivencia y la identidad colectiva como conceptos puestos en valor desde el proyecto. Sus postulados tienen que ver con la comunicación, urbanización, ocupación del espacio y la seriación de las unidades habitables a las afueras de la ciudad. La iniciativa de la museificación tiene como objetivo devolver la estructura y el aspecto original al departamento del bloque 2, planta 1, puerta 11, que había perdido con el tiempo y así poder abrirlo al público para explicar la innovación que supuso su planteamiento original ochenta años atrás, y que exaltaba el valor del espacio público permeable con la ciudad. El INCASÒL y el DHUB han trabajado conjuntamente en este proyecto, en la parte arquitectónica y en la parte documental y museográfica. Para lograr el espacio al que se entra en la Vivienda 1/11 tuvieron que intervenir 24 viviendas de vecinos, buscando picaportes, puertas, estufas y todo lo que pudieron rescatar para que el departamento contuviera únicamente las piezas originales. Si la construcción de la memoria se hace tangible a través de los objetos que se van acumulando con el tiempo, quizás la limpieza de muros y el rescate de muebles originales hubiera dejado algo que desear de la Vivienda 1/11. Sin embargo, el espacio del departamento casi nos puede decir por sí solo mucho delcómo se vive y se vivió dentro de él.

El encanto de la vivienda museificada de la Casa Bloc reside en entrar y encontrarla tal como debieron haberla recibido los primeros habitantes, y en recorrer y observar el conjunto de edificios actualmente habitados (algo similar a lo que se hizo con la ahora Casa O’Gorman 1929). La Casa Bloc (1932-1939) fue el primer ejemplo de edificio destinado a vivienda para obreros, impulsado durante la Segunda República (1931-1939) y parte de un proyecto mucho más ambicioso que no se concluyó por la Guerra Civil y que más adelante sería fuente de inspiración para el “Plan Macia” o “La Nova Barcelona” de 1934. En departamentos dúplex se traducían los planteamientos que a nivel internacional rompían con la vieja tradición como la practicidad, la economía de materiales y de espacios y los servicios comunitarios, creando así una lógica constructiva que incluía las nuevas tecnologías, la estructura portante y los muros libres de carga que se colocaban para definir espacios dentro de ella.

El proyecto fue elaborado y construido por los arquitectos Josep Lluís Sert (1902-1983), Josep Torres Clavé (1906-1939) y Joan Baptista Subirana (1904-1978), miembros del GATCPAC, el grupo promotor de la arquitectura de vanguardia catalana creado en 1930. El GATCPAC también publicó la revista A.C. Documentos de Actividad Contemporánea, sus 25 números, editados en Barcelona entre 1931 y 1937, tenían como responsable y redactor principal a Josep Torres Clavé. En el número 11 de la revista (1933) se puede leer en la portada y sobre una imagen de la maqueta de la Casa Bloc: “un concepto mezquino y miserable de la vida ha presidido la construcción de las viviendas obreras en nuestro país, dando por resultado un mínimo inaceptable. La vivienda mínima puede tener pocos metros cuadrados de superficie, pero en ella no pueden excluirse el aire puro, el Sol y un amplio horizonte. Elementos que necesita todo hombre, de los que la sociedad no tiene derecho a privarle”.