La arquitectura necesita crítica, no teoría
Lo que se necesita en arquitectura no es pensar en teoría en abstracto sino en su capacidad de ser crítica [...]
15 junio, 2015
por Joaquín Díez Canedo | Twitter: joaquindcn
Desde que se publicó Yes is More en 2009, Bjarke Ingels, fundador y cabeza del Bjarke Ingels Group (BIG), ha visto sus encargos crecer a pasos agigantados. Este joven arquitecto danés, discípulo de Rem Koolhaas y cuya carrera ya es digna de ser inscrita en la star-architecture, mostró a todo mundo que la arquitectura podía ser divertida. Con sus diagramas simples y grandes promesas, presentadas en forma de cómic, Ingels nos convenció de que cualquier proyecto suyo puede ser resumido en una serie de decisiones aparentemente evidentes, tan simples que da la sensación de que cualquiera las podría haber pensado. Estos diagramas son, parece, cosa de niños: coloridos y amables, donde las personas se divierten o toman el sol en atardeceres idílicos sobre superficies curvas y ambiguas de cristal, concreto, madera o pasto, todas relacionadas conceptualmente con alguna referencia a la Historia de la Arquitectura, así con mayúsculas, sin importar realmente el contexto en el que se insertan; porque ¿qué más da si las escalinatas de la Plaza España en Roma pertenecen al contexto barroco que las rodea, si un dejo de ellas puede “leerse” en una biblioteca pública de Copenhague?; ¿o por qué no imitar el mosaico de las aceras portuguesas en un edificio de vivienda a dos mil kilómetros de distancia? Poco importa si alguien entiende la alusión: si funciona, se pone. Learning from pop.
La arquitectura de Ingels es en apariencia juguetona, incluyente y democrática; y en términos discursivos, sustentable ambiental y socialmente. No se destaca por ser detallista, lo que me atrevo a decir que es su gran falla, pero sus formas irregulares son un statement: esto es lo nuevo, lo que se tiene que estar haciendo. Ingels incorpora el discurso ambientalista con la ideología ciclista, la integración social con los colores llamativos, la limpieza de la tradición de diseño nórdica con el entusiasmo yes we can del Silicon Valley. El éxito de BIG radica en que ha logrado quedar al margen de la solemnidad y la aparente sobriedad que generalmente rodea al gremio, y su estilo comunicativo ha comprobado ser un acierto: los mensajes son claros y directos, comprensibles para cualquier tipo de público.
Así, no es de sorprenderse que lo haya acogido la ciudad que siempre se esfuerza por ser punta de lanza: Ingels tiene ya algún tiempo viviendo en Nueva York, en donde además de la rehabilitación de los parques a la vera del río, con miras a generar una barrera anti tormentas y conectarlos con el resto de la isla[1], ha comenzado a desarrollar otro tipo de proyectos. Su primera obra en esta emblemática metrópoli está por terminarse. Se trata de un gran edificio de vivienda en donde hace gala de lo arriba mencionado: “revierte” la tipología neoyorquina de rascacielos y en un mash up digno de cualquier dúo de música electrónica noruega la mezcla con la manzana tradicional europea para generar un gran patio interior y una extensa fachada que, gracias a su inclinación, recibe luz del sur todo el tiempo y abre amplias vistas hacia el río Hudson. 625 West 57th Street es un proyecto multifacético hasta la médula, y será, sin duda, un éxito comercial en un Manhattan ávido por vivienda de altísima renta.[2]
Su tercer proyecto en Nueva York, recientemente anunciado, es la torre número dos del World Trade Center. El sitio, uno de los tantos propuestos alrededor del monumento a las víctimas del 9/11 por el plan maestro de Daniel Libeskind, está, evidentemente, cargado de significado. Si bien aún falta mucho para que este magnánimo plan, que incluye cuatro torres que aumentan su altura en espiral enmarcando el monumento, quede consolidado, las obras concluídas incluyen el monumento mismo, la recién inaugurada Liberty Tower de SOM (también conocida como WTC 1 y que reclama el título de la más alta de América) y la más tímida WTC 4, del japonés Fumihiko Maki. La polémica y costosísima terminal de transportes de Santiago Calatrava se alza lentamente entre las torres y el memorial como un gran esqueleto blanco de acero, aún lejos de ser terminado.
La WTC 2, segunda de más altura, fue inicialmente asignada a Norman Foster,[3] pero la decisión de cancelar este contrato es que uno de los futuros dueños, la enorme empresa 21st Century Fox, sentía que la torre de Foster era demasiado solemne y no representaba los valores de su empresa, pues parecía ser más propia de “un banco de inversiones que de una compañía de medios moderna.”[4] ¿Y a quién más llamar para representar el ludismo de los medios que al arquitecto de moda en la Gran Manzana?
Fiel a su estilo, Bjarke Ingels asume la condición de transición espacial entre Tribeca, barrio residencial tradicional de poca altura para escala neoyorquina, y el Distrito Financiero, meca de las torres de cristal de esta ciudad. Simplista ante todo, propone una torre que hacia el norte, Tribeca, se lee como una serie de cajas apiladas una sobre la otra, que se van retranqueando en altura y que permiten terrazas y parques en estos retranqueos. Ingels utiliza el término “villa vertical” para llamar a estas cajas, pues, dice, están inspiradas en las manzanas tradicionales de este barrio de “lofts y roofgardens”. (¿Alguien que no vea el video entenderá la referencia?) Estas cajas, además, parecen estar diseñadas para albergar sus “necesidades específicas”, como canchas de basquetbol, estudios de grabación y atrios. Por el otro lado, hacia el Distrito Financiero, las cajas de la WTC 2 se alinean para ofrecer el gran paño de cristal propuesto por los primeros renders del plan de Libeskind, en un claro intento por apegarse a la solemnidad monumental del sitio.
La presentación en video convence a cualquiera que tenga la voluntad de dejarse llevar por su impecable factura. Bjarke aparece relajado, confiado en la solidez de sus argumentos y siempre a nivel de calle, como si él fuera uno más de los peatones que caminan por las calles de Tribeca todos los días. La explicación de la idea es tan simple que no solo no da pie a críticas sino que parece que no podría haber otra solución: es evidente que lo único que podría haber ahí eran esas cajas. Entonces arranca la verdadera odisea: la torre se materializa como por arte de magia después de haber aterrizado de forma ingrávida sobre el terreno. Entramos a uno de los lobbies en donde la gente está feliz de tener que tomar un ascensor que los llevará a la gloria laboral: hay diversidad racial, un estudio de televisión con los Simpson de fondo, una chica tomando el sol descalza y en traje sastre en una de las terrazas, pájaros a doscientos metros de altura, y dos jóvenes ejecutivos colgando lámparas chinas en un espacio de triple altura mientras su colega, una atractiva entrepreneur, avienta un avioncito de papel. Todo es posible en esta espiral ascendente de innovación, cristal y creatividad sin límites, hasta echar una reta de basquet o aplaudirle al limpiavidrios.
Lejos queda la crisis financiera del 2008, las imágenes de los impactos aéreos sobre las Torres Gemelas, el enorme desplazamiento de gente hacia las periferias de la ciudad por los elevados costos de vida en el centro y el alto número de suicidios de ejecutivos de Wall Street que, agobiados por las presiones de la vida laboral escogen esta ruta para acabar con sus vidas. En esta torre de BIG, al compás del Danubio Azul, todo está resuelto y la vida es feliz.
No sé en qué mundo he vivido, pero definitivamente quiero vivir ahí, en la Gran Manzana: the BIG Apple.
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[1] Acá se puede consultar la nota periodística que anuncia el proyecto: https://nextcity.org/daily/entry/new-yorks-new-335-million-storm-surge-barrier-will-transform-the-lower-east
[2] Acá más información: http://www.dezeen.com/2011/02/08/west-57th-by-big/
[3] Cabe mencionar que este no es la primer polémica dentro del sitio. La Liberty Tower sería originalmente diseñada por Libeskind y SOM, quienes finalmente desplazaron al polaco.
[4] Acá se puede ver lo publicado por Dezeen, así como el video promocional http://www.dezeen.com/2015/06/09/big-two-world-trade-center-skyscraper-new-york-city-oust-foster-partners/
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