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1 marzo, 2024
por Brenda Soto
La arquitectura, a pesar de lo que pudiera parecer desde afuera (y a veces en su propio interior), tiene una estrecha relación con los libros: como receptáculos de su historia, sus teorías y hasta sus ficciones; pasado, presente y futuro que pueden apreciarse en las dimensiones y volúmenes de la mancha tipográfica. Presentamos ahora, como parte de la producción editorial de Arquine 106 – Libros, una lectura de Mientras Dublín dormía, el Bloomsday particular de dos argentinos, propulsado por la lectura (en grupo y en pandemia) del Ulises joyceano.
Un libro es, en sí mismo, un viaje. La portada y el título dan las primeras pistas; la sinopsis comienza a colocar algunas ideas en la mente. El resto es descubrimiento. La experiencia de envolverse en un nuevo libro implica visitar ciertas paradas conocidas para, después, adentrarse en lo desconocido.
Mientras Dublín dormía (Fruto de Dragón, Argentina, 2023) es un viaje a la capital irlandesa en las últimas horas del 16 de junio de 1904, al final del recorrido de Leopold Bloom y Stephen Dedalus, personajes principales del Ulises, de James Joyce. Los autores, Daniel Merro—arquitecto y escritor— y Hugo Savino —escritor y traductor—, encontraron en la literatura compartida en un taller de lectura el incentivo para hacer una relectura y traducción del recorrido en clave arquitectónica; primero, por medio del dibujo; y, después, del relato como en una bitácora de viaje: un repaso topográfico y simbólico del Dublín de principios del siglo XX.
“La ciudad es una para el que pasa sin entrar, y otra para el que está preso en ella y no sale; una es la ciudad a la que se llega por primera vez, otra la que se deja para no volver”, dice Italo Calvino en Las ciudades invisibles. [1] Cuando Joyce escribió Ulises, en el autoexilio, Dublín era para él ya un recuerdo. Y, no obstante, la describió de memoria para que sus protagonistas, Leopold y Stephen, la recorrieran como “una geografía posible de la conversación” —en palabras de los autores—, a la luz de sus propios pensamientos y las charlas que compartían. Un Dublín que es el mismo para ambos y, sin embargo, tan distinto para cada uno, dependiendo de la circunstancia específica, de la religión heredada, del lado del río en el que se ha nacido. [2]
Los autores de este libro eligieron el fragmento nocturno de Ulises para sumergirse en la ciudad taciturna, siguiendo los pasos de Bloom y Dedalus en su experiencia de recorrerla con los pies y la mirada, con los recuerdos y las expectativas. Ambos vuelven a trazar la ruta emprendida por los personajes y comparten con ellos barrios, farolas, encuentros y discusiones por medio del relato, ilustraciones de los puntos principales del recorrido, así como un plano de Dublín (que viene como añadido al libro). Así, redescubren lugares emblemáticos como el almacén, la taberna, la panadería o la iglesia; pero también las calles, chimeneas, puertas y ventanas georgianas —dependiendo del espectador, con sus respectivos encuadres de la ciudad o del interior de las casas— tan características del paisaje dublinés. En este recorrido hacen también un tránsito de escalas, que va de la experiencia urbana a la doméstica: de los escenarios típicos de la vida pública, hasta los detalles de la vida privada, cuyo centro está —como indica tanto esta crónica como la novela— en la cocina, el último punto del recorrido.
Así, Mientras Dublín dormía resulta ser un viaje de ida, un extravío por la noche profunda de la mente joyceana, un Dublín del pasado, o uno que probablemente nunca existió, traído al presente por Merro y Savino, para arquitectos y no arquitectos. El libro ofrece una perspectiva alternativa de los intrincados caminos de la literatura de Joyce para quien ya la ha leído, y una posible guía de viaje para quien está por adentrarse en ella y la ciudad que retrata. Es un relato que conjuga la literatura como itinerario; la ciudad y la arquitectura como soportes para la experiencia del recorrido, en el que los autores reivindican el valor del viaje como acto de descubrimiento: leer, caminar, observar, dibujar, escribir; repetir.
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Fruto de Dragón es un proyecto editorial de Córdoba (Argentina) fundado y dirigido por Agustina Merro, que publica libros ilustrados sobre viajes, territorios y ciudades, en diversos formatos y géneros. Guiada por una mirada subjetiva del espacio, la editorial intenta captar las múltiples formas de recorrer y habitar poéticamente los lugares.
Referencias
[1] Italo Calvino, Las ciudades invisibles (Madrid: Siruela, 1998).
[2] James Joyce nació en Dublín el 2 de febrero de 1882. En 1904 dejó Irlanda para trasladarse a Zúrich (Suiza), aunque terminó dando clases en Pola (Croacia) y después en Trieste (Italia). De 1915 a 1919 vivió en Zúrich. En 1920 se trasladó a París, donde vivió los siguientes 20 años y conoció a Sylvia Beach, propietaria de la librería Shakespeare & Co., un acontecimiento decisivo para la publicación de Ulises. Huyendo de la ocupación nazi, Joyce regresó a Zúrich en 1940, donde murió un año después.
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