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14 enero, 2021
por Christian Mendoza | Instagram: christianmendozaclumsy
Una mujer de 24 años, un hombre de 19 y otro de 21 se han quitado la vida dejándose caer desde las alturas de The Vessel, la escultura de Thomas Heatherwick instalada en Hudson Yards, Nueva York. Tres suicidios han ocurrido en los últimos seis meses. Los periodistas Ed Shanahan y Kimiko de Freytas-Tamura contactaron, para su reporte en The New York Times, a Related Companies, la inmobiliaria que encargó el proyecto a la firma de Heatherwick. Un vocero declaró que la pieza estará cerrada temporalmente mientras la compañía consulta a psiquiatras y expertos en prevención de suicidios.
Previamente a la inauguración de The Vessel, Ian Parker le dedicó un comentario incisivo en The New Yorker. La pieza no es un monumento que conmemore alguna fecha histórica. Es una atracción para turistas, aspecto que, para Parker, vuelve a la obra de Heatherwick “un monumento a nosotros mismos”, y el autor se refiere más a las activaciones narcisistas que ofrece el proyecto que al enaltecimiento de los ciudadanos de Nueva York. Para él, la pieza es un mero cascarón fotogénico, un argumento que fue replicado por otros críticos de arquitectura. El cuestionamiento, que puede tomarse como un consenso, fue que no sólo una estructura instalada en un desarrollo público multimillonario (y habitado por la clase alta neoyorkina) pretenda ser espacio público, sino que también se había invertido una cantidad monetaria importante en una escenografía que pareciera subordinar su diseño al formato cuadrado de Instagram. Heatherwick Studio describe The Vessel como una obra de arte interactiva que alienta a los visitantes a escalarla, previa reservación para que puedan tener una visión distinta del horizonte neoyorkino. En las fotografías de los visitantes nunca aparece ese paisaje.
Además de un fondo llamativo para selfies, The Vessel, es una infraestructura que facilita que alguien pueda quitarse la vida. El suicidio y la ciudad mantienen una relación cercana. Los puentes y las torres son infraestructura que el suicida utiliza de otra manera; incluso, sus actos han hecho que la altura de ciertos edificios se vuelva célebre. Los suicidas imprimen un tono de leyenda a los sitios de la ciudad que escogen, como ocurrió con Sofía Ahumada, una joven que, en 1899, se lanzó al vacío desde las Torres de Catedral en el centro de la Ciudad de México. El ánimo apocalíptico que despertaba el inminente cambio de siglo miró en Sofía Ahumada un signo de las convulsiones nacionales. En varias publicaciones de la época se comentó su muerte bajo la perspectiva de que la muchacha había tomado esa decisión porque la falta de restricciones morales, traídas por la modernidad decimonónica, la habían orillado a arrebatarse la vida.
Para evitar lecturas sobre “el espíritu” de nuestros tiempos, también convulsos, podemos apuntar algunas cuestiones urbanas sobre los suicidios en The Vessel. “La muerte en la ciudad se define por la espacialidad urbana”, escribe Georgina Cebey. “Podemos pensar, por ejemplo, que con las transformaciones del paisaje urbano, los modos en que la muerte se manifiesta en el espacio público también se modifican. Si la infraestructura hace posible la parte material de la civilización posible de las urbes, también hace posible nuevas formas de morir”. La inversión que representó una pieza que aumenta las visitas y la plusvalía de un vecindario neoyorkino también entregó un instrumento para los suicidas, algo que fue advertido por Audrey Wachs quien en The Architect’s Newspaper se preguntó cómo es que arte costeado por iniciativa privada no contemplara que su diseño facilitaba posibles suicidios. “Cuando uno asciende por las escaleras de The Vessel, se percibe que los barandales están a la altura de la cintura. Y cuando construyes así de alto, las personas pueden saltar y saltarán.”
La estructura de The Vessel es más bien imprudente. Related Companies está evaluando modificar la estructura para evitar más suicidios. En lo que esto ocurre, las visitas a The Vessel ya habían disminuido por la pandemia. Mientras se evalúa qué cambios se harán al diseño y mientras la pandemia no permita aglomeraciones de turistas en este espacio, el futuro de The Vessel como atracción turística es incierto. Por ahora permanecerá clausurada, una atracción millonaria vacía en Hudson Yards.
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