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Entrevistas

Tan falso como el teatro. Conversación con Alejandro Luna

Tan falso como el teatro. Conversación con Alejandro Luna

2 diciembre, 2019
por Anna Adrià

La escenografía es el diseño de atmósferas sugerentes que invitan al espectador a completar la construcción espacial a partir de su imaginario. El diseño escenográfico va ligado al tiempo y a las acciones de los personajes que lo habitan. Entrevistamos a Alejandro Luna, cuya obra fue determinante para convertir el teatro mexicano en referencia alrededor del mundo, además de ser maestro de muchas generaciones de escenógrafos en México.

¿Cómo llegaste a la escenografía?

Durante mis años como estudiante de arquitectura, cada vez que los maestros querían criticar un proyecto lo desvalorizaban diciendo que eso era escenográfico, como algo despreciable, y me provocó curiosidad saber qué era eso que tanto ofendía a los arquitectos, por lo que, terminando arquitectura, decidí entrar a la Facultad de Filosofía y Letras para estudiar teatro.

¿Consideras que hacer escenografía es arquitectura?

No. La escenografía va ligada al teatro. Lo que tienen en relación es el diseño del espacio, pero la escenografía se piensa para durar un tiempo específico, y sobre todo que sea ligera, desmontable, que cambie. En la escenografía el actor y el espectador viven el espacio de maneras diferentes: uno lo ocupa y el otro lo observa. Son dos formas de habitar ese espacio, dos perspectivas que se confrontan: para un actor su espacio es el escenario y para el público es el auditorio. En la escenografía, las acciones están completamente definidas por el tiempo. Se controla el movimiento minuto a minuto para seguir la historia dramática. El proceso de diseño es muy diferente entre las dos disciplinas, pero evidentemente la arquitectura es muy buena base por la concepción del espacio y por la representación y la comprensión de los sistemas constructivos. En el teatro siempre se ha permitido hacer cosas poco habituales. Proyecciones, mezclas de siluetas con luces y movimiento. Escenografías que tardan una hora en moverse por el escenario, elementos que desaparecen, que se desplazan, que vuelan. El teatro es un lugar para hacer todo tipo de trucos y experimentos. No hay una cuestión ética; la gente paga para ver esto. En todos los proyectos uno quiere hacer lo que nunca se ha hecho y producir efectos nuevos. El diseño de la escenografía siempre será diferente según el director con el que se trabaje, el teatro, el contexto. Dos puestas en escena que partan del mismo texto dramático nunca serán iguales. En la arquitectura, en cambio, aunque se diseñe para una persona, eso puede cambiar y habitar el espacio otra persona, de otra manera, y sigue funcionando como fue diseñado. Para los arquitectos, mis maestros, la escenografía era algo falso. Pero es algo tan falso como lo es el teatro, que intencionalmente es así.

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