3 julio, 2024
por Santiago Aurelio Mota
El estadounidense Seth Denizen ha conjuntado, como pocos, la práctica como arquitecto paisajista con estudios de biología evolutiva y geografía. En su trabajo, el suelo mexicano ha dejado una huella profunda, de manera casi literal: como en el examen (e imitación) de las representaciones del suelo y la flora en el Libellus de medicinalibus indorum herbis, mejor conocido como Códice De la Cruz-Badiano (1552-1553), obra de los sabios indígenas Martín de la Cruz y Juan Badiano; o sus dibujos de la serie Thinking Through Soil, por medio de los cuales ha estudiado el detritus natural y antropogénico del Bordo de Xochiaca (Estado de México) o el Valle del Mezquital (Hidalgo). En esta conversación con el diseñador e investigador mexicano Santiago Aurelio Mota —quien ha estudiado el impacto de las urbanizaciones contemporáneas a escala medioambiental—, ambos viajan desde el Barroco del siglo xvi hasta el de nuestros días por medio del suelo, ese cimiento que se da por sentado e inamovible, pero que se mueve y transforma a través del tiempo y las sociedades. Este es un fragmento de la entrevista que publicamos en el número 108 de la revista Arquine: Suelos.
Santiago Aurelio Mota: Es importante comenzar distinguiendo los conceptos yuxtapuestos de suelo como tierra; y suelo como terreno, territorio. Existe un entendimiento predominante del suelo como espacio matematizado, parcela o lote, con las connotaciones implícitas de propiedad y especulación de capital. Este concepto de suelo predomina en la planeación urbana, con daños colaterales para las disciplinas del diseño y el entorno construido. En contraste, tu trabajo se refiere al suelo como la materia misma que se encuentra entre la superficie y la profundidad geológica. Es raro encontrar a alguien que trabaje con el tema de suelos y provenga tanto del diseño como de la biología evolutiva. Tu trayectoria es única, realmente, y podría iluminar nuestra conversación. Entonces, antes de sumergirnos en el tema, ¿cómo terminaste pensando con y mediante los suelos?
Seth Denizen: Cuando estudiaba arquitectura del paisaje, me di cuenta de que prácticamente todo lo que hacíamos requería suelo. Estábamos obligados a intervenir en el suelo, y nuestros proyectos dependían de manera directa de este, pero cuando hacía preguntas al respecto nadie sabía realmente nada. Y esa paradoja básica se convirtió en mi interés principal: ¿cómo es que el suelo es tan importante para todo lo que hacemos y, sin embargo, nadie sabe casi nada al respecto? Me sorprendió descubrir un agujero gigante, del tamaño de una ciudad, en la cartografía edáfica. No sólo ignoramos mucho (o todo) acerca de los suelos, sino que nadie sabe nada sobre los más importantes para los diseñadores: los suelos urbanos. Básicamente, en tanto la humanidad ha sido capaz, cada vez, de darle más forma al suelo a lo largo de su historia, menos podemos decir sobre él en el lenguaje de la taxonomía edáfica. El suelo es de una opacidad muy particular para la Modernidad europea occidental del siglo xx. El suelo también cae en la brecha categórica, sobre todo en ese momento clave en el que lo vivo se convierte en lo no vivo, y viceversa. Además, el suelo es un material tanto sólido como líquido, lo cual es extraño, ¿verdad? Para la ley, la distinción entre sólido y líquido es lo que nos ayuda a decidir entre los derechos de la tierra, el agua subterránea o el petróleo. ¡Eso es extraño!
SAM: En diseño, la representación es central, no hay posibilidad de diseño sin representación. Tu trabajo privilegia de manera muy importante la representación. La entiendo aquí de dos maneras distintas. La primera es la proyección tradicional de ideas en un plano —disegno y proiezione—, la comunicación de imaginaciones y posibles condiciones futuras. La segunda es la representación entendida desde la jurisprudencia: presentarse uno mismo ante otros para obtener personalidad jurídica, derechos y responsabilidades. Tus dibujos incluyen agentes y relaciones que han sido borrados a lo largo de la historia del canon del diseño. En ese sentido, tu manera de dibujar es radical y pienso que se deriva en parte de tu investigación sobre el Códice Badiano. ¿Podríamos discutir sobre qué tan central es la representación en tu discurso e investigación en estas dos vías del pensamiento sobre los suelos?
SD: En cierto sentido, el Códice Badiano me enseñó cómo dibujar el suelo, punto. Mi trabajo es un intento sincero de pensar por medio del Códice Badiano, pero como una provocación en términos de representación. Para mí es muy claro que estamos viendo en ese códice una representación de relaciones ecológicas que desafían nuestra comprensión occidental —categórica y tradicional— de las plantas y el suelo como (entes) separados ontológicamente. En el Códice Badiano reconozco que estas categorías se vuelven borrosas. El suelo y las plantas se dibujan juntos por razones pragmáticas.
Quiero dibujar siguiendo el Códice Badiano, porque creo que es más preciso para hablar sobre el mundo. Nos enseña que cuando hablamos de suelos y plantas, necesitamos pensar en ellos como una relación, y no como un conjunto de objetos. En el Códice Badiano el suelo es necesario para conocer la vegetación, y la vegetación es necesaria para conocer el suelo. Si extendemos esta idea al entorno urbano, significa que también debemos pensar en la forma en que la ciudad produce suelo y la forma en que el suelo produce ciudad. Cuando en verdad queremos ser específicos, necesitamos desarrollar representaciones que abarquen toda nuestra capacidad para describir lo que está sucediendo.