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Star Wars

Star Wars

25 mayo, 2015
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog

“Desde el siglo XIX —según escribe Anthony Vidler— el cine ha sido un laboratorio para la definición del modernismo en la teoría y en la práctica. Como la forma de arte moderno por excelencia, también ha servido de punto de partida para la definición de otras artes, un paradigma mediante el cual diferentes prácticas de teatro, fotografía, literatura y pintura pueden distinguirse cada una. Sin embargo —agrega Vidler—, de todas las artes es la arquitectura la que ha tenido la relación más privilegiada y a la vez más difícil con el cine. Siendo un modelo obvio para la experimentación espacial, el cine también ha sido criticado por sus dañinos efectos en la imagen arquitectónica.”

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La relación del cine con la arquitectura no sólo pasa por el necesario recurso al espacio, pues suponemos que así como no hay arquitectura sin espacio tampoco habrá cine —a excepción de películas donde la imagen se produce directamente sobre el film, como algunos experimentos de Man Ray, o de aquellas donde es sólo un color, como en Hurlements en faveur de Sade, de Guy Debord, o Blue, de Derek Jarman, el cine requiere el espacio en el que los actores actúan y la acción se desarrolla y también el espacio en el que el espectador lo percibe. Pero no es sólo el espacio que se muestra, también está lo que queda fuera. Al hablar del fuera de cuadro, eso que en el cine como en la foto sabemos que está más allá de los bordes del rectángulo que encuadra a la imagen, David Bell nos recuerda que esa condición también la comparte la arquitectura: aunque supongamos que ésta es pura presencia, nunca la podemos percibir realmente como un todo, por entero: un muro oculta la habitación al otro lado o la relación del interior con el exterior es mediada por una ventana que siempre será un marco que selecciona y delimita, aunque vaya de lado a lado y de piso a techo.

Por otro lado, el cine ha servido, al mismo tiempo, como registro y como experimentación espacial y arquitectónica. La ciudad y la arquitectura que nos muestran las películas puede reproducir aquellas que conocemos o proponer otras distintas. Puede ser registro: la cámara se mueve a través de la ciudad, revelando lo que tal vez pasaba desapercibido en El hombre de la cámara, de Dziga Vertov, o La sinfonía de una metrópoli, de Walther Ruttmann; pero también puede ser invento: por ejemplo, la ciudad que presenta Fritz Lang en Metrópolis o, varias décadas después, la que nos propone Ridley Scott en Blade Runner. O Alphaville, de Goddard, donde el futuro es prácticamente igual al presente, lo que lo vuelve aun más insoportable. No sólo el presente o el futuro se reimaginan en el cine: también el pasado, sea la Roma de los emperadores, la construcción de las pirámides o un pasado aun más distante.

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El 25 de mayo de 1977 se estrenó Star Wars, la primera de la serie aunque sea el cuarto capítulo de la saga. De entrada la película nos sitúa temporalmente como espectadores adelante en el tiempo de lo que siempre habíamos imaginado como futuro: hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana… Las grandes naves y los planetas artificiales se alternan con ruinas, arquitectura del desierto o la selva tropical. Mark Lamster dice que los ambientes de la película se distinguen claramente entre naturales y construidos por el hombre y al mismo tiempo codifican el universo moral de sus habitantes: “la Alianza Rebelde aparece una y otra vez en medio de un mundo natural, mientras que el maligno Imperio resplandece de manera fascista en sus terrores tecnológicos.” Entre esos extremos, agrega Lamster, aparecen espacios urbanos más convencionales que Lucas invariablemente retrata como “corruptos, ambiguos y peligrosos, lugares de un individualismo ramplón que se observa mejor a distancia, desde la seguridad de las alturas.”

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Lamster también dice que George Lucas se ha descrito como un arquitecto frustrado y agrega que no tiene ninguna razón para hacerlo: en la vida real y en sus películas ha construido más que la mayoría de los arquitectos. Incluso el futuro retroactivo que imaginó ha empezado a aparecer poco a poco en desiertos parecidos a aquellos que mostró en algunas escenas de sus películas. Algunas imágenes de Dubai o de lo que se construye y proyecta en la Meca y otras ciudades del oriente medio o de China, revelan la posible influencia de aquello que se construyó hace muchos años en una galaxia muy, muy lejana.

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