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Reimaginar los límites de lo público

Reimaginar los límites de lo público

4 septiembre, 2018
por Laura Sáenz | Twitter: vesper_tiine

En el marco de la Cátedra Extraordinaria Mathias Goeritz, ofrecida por la UNAM el mes pasado, se dispuso una plataforma para la experimentación de herramientas que buscan formular estrategias de composición entre el diseño, el arte y la arquitectura. A partir de la reinterpretación del trabajo de Mathias Goeritz y otros artistas relevantes para la enseñanza de las artes modernas en México, se propuso el término “autoconstrucción” como una de las directrices del ejercicio. Este concepto ha sido foco crítico dentro del ámbito del arte contemporáneo en la escena global, razón por la cual Dorota Biczel —Varsovia, 1976— lo examina rigurosamente a la luz de lógicas artísticas y arquitectónicas en América Latina. 

Dorota Biczel fue invitada el pasado miércoles 29 de agosto para compartir la investigación que ha desarrollado como historiadora del arte, curadora y escritora especializada en el arte contemporáneo latinoamericano. Su investigación, Los Límites de lo público: Autoconstrucción, experimentación, neoliberalismo: Perú, Chile 1970’s – 80’s, gira en torno a las intersecciones entre las tradiciones artísticas de la vanguardia y la cultura visual, así como la posición subjetiva y politizada de colectivos que superaron los límites de la academia para acercarse a la realidad de sus ciudades. El estudio se centró en tres manifestaciones sudamericanas de gran impacto discursivo: CADA (Colectivo Acciones de Arte), de Chile, EPS Huayco y la agrupación arquitectónica Los Bestias, del Perú. El contexto histórico en el que estos grupos desplegaron sus acciones plantea interrogantes cruciales sobre lo que se denomina “esfera pública” y su repercusión directa en el espacio público.

Durante estas décadas, el aire dictatorial y de predominancia neoliberal impartió serias afectaciones en la conformación de áreas periféricas de estos casos de estudio, donde el desarrollo inminente de una ciudad informal fue completamente desatendido por los órdenes correspondientes. Se dio un crecimiento desmedido de fenómenos urbanos, como es bien sabido, resultado de las políticas de choque neoliberal instituidas primero en Chile por Pinochet y luego en otros países de América Latina en los años setenta y ochenta. A través del uso de herramientas mediáticas y ámbitos de comunicación como periódicos, estos colectivos construyeron un vínculo entre la academia y la ciudad que se alzaba a pesar de la indiferencia. 

La autoconstrucción en Lima empezó su proceso a principios de los años ochentas en los basureros del casco urbano, denominados posteriormente como barriadas. Proceso que se asimila en la conformación de Santiago de Chile, donde la población marginada tuvo que reunirse en estos cinturones de pobreza, denominados challampas. A través de un trabajo de antropología urbana, la metodología de estos grupos inició con el acercamiento a la comunidad y la identificación de distintos tipos de expresiones en términos artísticos, de diseño y claramente arquitectónicos. En el camino se revelaron algunos nombres que la gente se fue apropiando, quizás con la intención de remplazar los términos artesano, arquitecto o diseñador. Entre ellos, los Cara Sucia o Los Reyes de la Basura, se reconocían como actores creativos. Aunque la denominación por parte de Biczel se da siempre en términos de arte conceptual, es importante recalcar que muchos de los hallazgos atendían a necesidades cotidianas que mediante el reuso de materiales de desecho resolvían las mismas problemáticas del diseño tradicional.

El evento, desarrollado en el Teatro Carlos Lazo de la Factultad de Arquitectura de la UNAM, se propuso a modo de conversatorio. Durante la segunda parte la voz de Fernanda Canales, arquitecta mexicana, crítica y curadora, entró a desglosar la investigación de Biczel con reflexiones oportunas respecto a cómo asumimos la arquitectura contemporánea y éste fenómeno urbano que aún persiste, donde la autoría sobre la apropiación de lo público y las distintas relaciones que detona esta acción redefine tanto el concepto de “esfera pública” como el de las denominaciones hegemónicas sobre quien dirige estos procesos creativos: el Artista, el Arquitecto, y el Diseñador, todos con mayúscula y claramente actores masculinos. 

La adopción de prácticas creativas en estos espacios no oficiales, por parte de una población que carece de recursos y de formación, son un amplio campo de investigación. Estos colectivos que fomentaron la participación de grupos populares de la nueva escena limeña y chilena, instauraron cierta conciencia de la postura que tienen respecto a sus creaciones. La suma de eventos de autoconstrucción son un foco de atención por parte de la universidad, donde nacen estos colectivos en las facultades de arquitectura y donde se reivindican estos procesos. 

Dos de las cuestiones que aún persisten en la investigación de Biczel son con qué estamos haciendo arte y con qué fin, y cómo es posible ampliar sus límites. Cuando se habla de ampliar los límites de lo público se habla de implementar justicia en el proceso. No son los discursos hegemónicos los que aplican en el entendimiento del concepto de la autoconstrucción. Y aunque muchas de las obras de estos colectivos no fueron hechas con la intención de documentarse, ya que no tenían que ver con el objeto sino con las acciones, se hicieron para cambiar la memoria y el lenguaje con el que nos acercamos a estos fenómenos urbanos, artísticos y arquitectónicos. Lo precario se  legitima entonces como un objeto de estudio y el discurso de denuncia sobre la pertinencia de estas investigaciones es hoy más que nunca una necesidad por rescatar el urbanismo, el arte y la arquitectura no oficial.

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