James Turrel: Pasajes de luz
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14 mayo, 2018
por Daniela Jay
‘La ciudad es un sistema complejo que se construye por múltiples actores y agentes, nos marca positivamente y nuestra memoria está configurada por imágenes y momentos específicos’.
–Mario Schjetnan
La arquitectura de Mario Schjetnan, fundador de Grupo de Diseño Urbano (GDU), es una de las más reconocidas en el mundo de la arquitectura del paisaje. Tras cuarenta años de trayectoria con GDU, la construcción social del paisaje, en términos de apropiación pública y recuperación de la memoria histórica, ha sido su filosofía. Sus proyectos buscan crear una ciudad ideal: aquella que produce oportunidades de bienestar y recreación, pero también de poesía y belleza. Su trabajo ha sido reconocido por el premio Internacional Sir Geoffrey Jellicoe Award 2015 por la Federación Internacional de Arquitectos del Paisaje, el mayor galardón de esta rama profesional en su campo, y, más recientemente, por el premio Lorenzo H. Zambrano 2017.
Desde el pasado 9 de mayo, y hasta el 1 de julio de 2018, el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes acoge la exposición Reconciliar Ciudad y Naturaleza, del arquitecto Mario Schjetnan, una muestra de maquetas, dibujos y fotografías de proyectos donde, a través de un diseño ambiental basado en la ciencia, el arte y el diseño, se crean distintos hábitats humanos, sitios que más que moldear el entorno, diseñan con la naturaleza para que prevalezca un equilibrio entre lo natural y lo construido, entre habitabilidad y desarrollo, entre pasado y futuro.
Autor de proyectos como el Canal de Cortadura en Tampico, el Parque Bicentenario San Luis Potosí, el Jardín Natura Parque Bicentenario y la Rehabilitación del Bosque de Chapultepec en la Ciudad de México, que dieron vida o devolvieron la vida social.
Decía Milton Santos, geógrafo brasileño, que ‘El territorio es el espacio socialmente construido’. Y así, como territorios, los paisajes diseñados por Mario Schejtnan se extienden y envuelven para devolver a la ciudad la escala humana y brindar espacios abiertos para el encuentro y la activación, haciendo frente no sólo al diseño, sino también al aprovechamiento de los recursos y sus problemas ambientales.
Desde un enfoque en el que la ciudad y el proyecto actúan como sistemas complejos, donde confluyen factores sociales, políticos, culturales y económicos, GDU ha desarrollado respuestas con una práctica multidisciplinaria, con alternativas de intervención y técnicas que buscan renovar el hábitat urbano. Todo esto se resume en las propias palabras de Mario Schjetnan: ‘hay que humanizar las ciudades’.
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