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Columnas

Realidad y ficción de las ciudades de 15 minutos

Realidad y ficción de las ciudades de 15 minutos

25 junio, 2024
por Pablo Lazo

Plano del “liveable neighborhood”, Gobierno de Australia, 2009.

Comencemos por afirmar que Carlos Moreno (Colombia, 1959), científico creador del concepto de la ciudad de los 15 minutos, tuvo el gran acierto de colocar la noción de proximidad urbana como punta de lanza para un cambio sistémico en la organización de las ciudades. Su idea llegó a tiempo: durante la pandemia de covid-19, el impacto global de esta emergencia sanitaria y algunas razones políticas llevaron a la entonces alcaldesa de París, Anne Hidalgo, a utilizar este concepto para promover la necesaria limitación de movilidad poblacional durante varios meses. Por cierto, la idea no es nueva. Ya entre 2007 y 2009 el gobierno de Australia proponía una forma de planificación urbana basada en la escala de barrio. [1]

A ojos de expertos urbanistas este plan y discurso político, que accionaba la restricción de movimiento, se atisbaba como un idílico y potente mensaje: los barrios podían ser la solución a muchas problemáticas urbanas, como la mejora efectiva de la movilidad, la activación de negocios locales, la reducción en la contaminación del aire y el diseño de nuevos programas para espacios públicos.

Hasta aquí llega lo maravilloso del concepto. Su objetivo: que toda la población pueda acceder a servicios básicos y de empleo en una distancia capaz de recorrerse en 15 minutos. La idea es muy loable, pero hay que ser realistas al considerar la capacidad para ubicar comercios, escuelas, consultorios, espacios públicos y fuentes de empleo cerca de todos los habitantes.

Moreno nunca ha explicado los aspectos técnicos de la planificación urbana en relación a esta idea. A muchos expertos que he consultado, y que apoyan la importancia de los barrios urbanos, les ha sorprendido un planteamiento de los 15 minutos basado, justamente, en la vida de barrio. Por desgracia, la realidad económica de este planteamiento apunta a que no funciona. Si bien la aspiración es notable, y en Europa hemos visto algunos intentos de aplicación de este modelo, el esfuerzo de los urbanistas por lograrlo puede llevar a exacerbar las ya preocupantes desigualdades económicas en las ciudades. El acceso y la comodidad, como política, serían un privilegio dentro de nuestras urbes, como lo vemos en barrios como la colonia Roma en Ciudad de México; Palermo, en Buenos Aires; o Vila Madalena, en São Paulo.

Barrio saludable, Bogotá, 2023. Secretaria de Movilidad.

La idea de Carlos Moreno se basa en un acercamiento sistémico al territorio urbano, [2] pero olvida que el funcionamiento de la economía está basado en una simple ley del mercado de costos de operación. Hay negocios y comercios que requieren de mucha gente para ser viables en lo económico: una cafetería requiere menos gente que una clínica o sanatorio para cubrir sus costos de operación. En lugares muy densos, la zona de captación de consumidores puede ser bastante pequeña, pero en distancias cortas se puede llegar a un gran número de clientes. Esto funciona para los cafecitos, hoteles chicos, etc. Todos ellos son servicios fáciles de montar y cuyos productos se consumen con frecuencia. Para este tipo de comercios, el radio puede ser menor. Pero algunos negocios tienen costes de establecimiento más elevados. Para este tipo de empresas, el número de clientes necesario para sobrevivir es mucho mayor. Esto se incrementa en ciudades de una densidad poblacional media, como la mayoría de las urbes en América Latina. Si se habla de empleo, el desafío es mucho mayor. Es casi imposible hacer efectivo y exitoso un modelo en el que las personas tengan su fuente de trabajo en su mismo barrio.

Un estudio reciente de Leah Brooks indica que no existen casos que demuestren que los cambios de usos de suelo para uso mixto sean una garantía de éxito para el aumento de las fuentes de empleo. Tal cambio puede ser efectivo en el caso de usos de suelo para la activación de fachadas, lo que hace más seguros a los barrios. Pero si, a largo plazo, los negocios cierran, la actividad disminuye, lo que los vuelve inseguros y hace que desaparezcan las fuentes de empleo.

La proximidad urbana tiene el potencial de convertirse en una nueva norma de planificación para nuestras ciudades. Sin embargo, no debemos olvidar la potente fuerza de la economía en tanto motor de las urbes. Incluso desde una perspectiva socialdemócrata, es necesario reconocer las fuerzas del mercado, como ya lo indicó el famoso exalcalde de Londres, Ken Livingston. A muchos urbanistas y arquitectos les seduce la idea de la planificación a escala de barrio, pero esta tiene sus limitaciones. Debemos encontrar la forma en que ese concepto consiga hacer sinergias con el amplio efecto económico de la ciudad misma y que no se vuelva una herramienta de segregación.

Referencias

[1] Western Australian Planning Commission (enero de 2009), “Liveable Neighbourhoods. A Western Australian Government Sustainable Cities Iniciative”. Disponible en: https://www.wa.gov.au/system/files/2021-05/FUT_LN_Liveable_Neighbourhoods_update_02.pdf

[2] “The 15-minute city” (25 de enero de 2021). TED Talk de Carlos Moreno sobre la idea de ciudades de 15 minutos. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=TQ2f4sJVXAI.

[3] Leah Brooks (enero de 2024)  “Retail on the Ground and on the Books: Vacancies and the (mis)Match between Retail Activity and Regulated Land Uses”, George Washington University. Artículo disponible en: https://www.leahbrooks.org/leahweb/papers/20240202_japa_draft_submitted.pdf

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