15 enero, 2013
por Arquine
Las torres marcaron la modernidad de las ciudades en plena catarsis de urbanización. Hito, ícono, emblema o simple referente urbano, la imagen del rascacielos constituyó un objeto de relevancia política-social. Joseph Rykwert escribe que “los edificios altos, que son la fuente de muchos problemas urbanos, están con nosotros en el futuro previsible. El negocio de estos edificios ha pasado de manos de arquitectos a un nuevo tipo de diseñador que ha logrado no sólo proyectar sino configurar edificios” (Torres y rascacielos). Aunque no siempre se busca una reivindicación simbólica con su propia ciudad y sólo una supremacía de altura entre las demás, los rascacielos ya no son sólo un proyecto de arquitectura e ingeniería, son una bandera política, social y de poder.
El mes pasado se publicó un estudio sobre los 20 rascacielos que romperán la frontera de lo indivisible en las alturas. El Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH) de Chicago realizó una investigación llamada The Tallest 20 in 2020: Entering the Era of the Megatall como un ejercicio gráfico-estadístico de prospectiva sobre los edificios más altos del mundo. Las proyecciones de rascacielos en altura compiten entre mil y mil 200 metros, superando el kilómetro de verticalidad. Los 20 edificios ‘seleccionados’ o estudiados se ubican en ciudades asiáticas de cuatro países principales: China con diez, Corea con tres, Arabia Saudita con dos, Emiratos Árabes Unidos con dos y Qatar con uno. Asia, incluido el Medio Oriente cuenta-contará con 19 de los 20 rascacielos más altos del mundo.