Prácticas intersticiales en la arquitectura: un ejercicio de reflexión
Las relaciones sociales que surgen en este mundo muchas veces se ven marcadas por el ejercicio de poder cuyo objetivo [...]
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3 octubre, 2022
por E. Anaid Aguilar H. | instagram: @anaidr019
El ingreso y permanencia en una disciplina determinada sucede en la medida en la que conocemos sus dinámicas y las empezamos a adoptar con el objetivo de participar en ella. Este tipo de conocimiento es el que nos prepara para reproducir los procesos que construyen dicho contexto, y así, mantenerlo en operación. Esto se establece a través del entendimiento de que la forma operativa de un mundo social tiene una naturaleza intrínseca, es decir, que no hay otra forma de operación; esta afirmación dificulta el planteamiento de cualquier tipo de observación que cuestione el funcionamiento de dichas dinámicas.
La experiencia profesional propia dentro del mundo de la arquitectura me permitió observar y, posteriormente, reflexionar sobre situaciones que ocurren en la práctica cotidiana que no se critican ni cuestionan, sino que forman parte de la objetivación de la arquitectura como disciplina y se toman como cuestiones naturales, propias de ella. Sin embargo, éstas no son intrínsecas a la arquitectura, pero sí al sistema económico hegemónico actual, el capitalismo en su etapa neoliberal. Las cuestiones a las que me refiero tienen que ver con la jerarquización de posiciones y cómo ésta marca la forma en la que suceden las relaciones sociales, los parámetros para reconocer el trabajo dentro de la disciplina y cuál es el objeto representante de la práctica arquitectónica.
La arquitectura se estudia desde la materialización del espacio edificado, ya sea como proyecto o como espacio construido, este último se muestra en un estado particular: entre el momento en el que culmina su materialización y el momento previo a que inicie su uso como espacio habitable. Lo que se observa, como objeto de práctica dentro de la arquitectura, es el espacio concebido, su representación abstracta –a partir del lenguaje arquitectónico– y su materialización, generalmente presentada como un objeto que se inserta en un espacio que no contenía elementos previos, es decir, un espacio abstracto, que elimina cualquier indicio histórico, político o social de dicho contexto, planteando como único objetivo el llenado el espacio ‘vacío’. La disciplina fija en lo anterior su objeto de práctica, volviendo irrelevante cualquier tema que no centre su atención en el proyecto o edificio. Es por ello, que el cambio de enfoque y perspectiva se vuelve relevante para mirar de otras formas a la arquitectura, y así vislumbrar los elementos que constituyen y que delimitan el ejercicio de forma crítica.
La representación se pone en cuestión nuevamente, debido a que la disciplina sólo muestra una de sus caras, la del espacio construido y al sujeto como supuesto único responsable de esa ‘creación’. La cara que no se muestra es la de los procesos cotidianos que hacen posible la edificación del espacio, así como, la participación de los sujetos que no representan la subjetividad hegemónica. El artículo Prácticas intersticiales de la arquitectura: la importancia de la representación puso sobre la mesa el tema de la representación de la mujer en la disciplina. En esta segunda parte se pone el foco en las prácticas de las mujeres que rompen, desde el ejercicio cotidiano, las dinámicas establecidas e impuestas por el sistema dominante.
La importancia que se le da al objeto construido y al sujeto universal se reproduce desde la forma hegemónica de entender a la arquitectura fundamentada en tres componentes esenciales para la formación profesional del arquitecto. Estos constituyen una tríada disciplinaria integrada por la historiografía oficial, la formación universitaria y la práctica profesional. Esta se puede entender como un mecanismo que establece y reproduce las dinámicas hegemónicas para, posteriormente, cuestionar su funcionamiento.
El análisis crítico de la triada disciplinaria muestra cómo operan y se refuerzan entre sí los tres componentes. La historiografía oficial de la práctica arquitectónica dominante suprime las experiencias de diversas intersubjetividades, participantes de la producción espacial, como referentes del ejercicio de la disciplina. Ejemplo de lo anterior es el borrado de mujeres arquitectas, urbanistas y diseñadoras de los principales textos y programas educativos. En México, esto se materializa en la casi nula atención y reconocimiento que se da al trabajo de las primeras arquitectas mexicanas y las que las sucedieron durante el siglo XX; sus trabajos no se encuentran en los textos que relatan la historia de la disciplina. La formación universitaria, en estrecha relación con la producción historiográfica de la arquitectura, es responsable de la diseminación de una imagen en la que la competencia individualista se vuelve un mecanismo para alcanzar el éxito profesional y económico. La figura del arquitecto, como genio creador, tiende a desacreditar a las personas involucradas en el proceso proyectual y constructivo. De esta manera, se excluye cualquier tipo de perspectiva crítica que pueda surgir de los sujetos subalternos involucrados en el proceso. Lo anterior se vincula con las dinámicas que se presentan en el mundo profesional de la arquitectura, estas que parten de las relaciones de poder y la jerarquización de los sujetos que participan en la disciplina.
La forma operativa de los tres componentes disciplinares se comprobó en la investigación Prácticas subalternas en la producción del espacio. Esto se logró al poner el foco en uno de los sujetos que participa de la disciplina, las arquitectas y su práctica cotidiana.
El estudio de las prácticas de las arquitectas en lo cotidiano se refiere al ejercicio que ellas realizan en el espacio destinado a la producción de la disciplina, estos espacios son los lugares de trabajo –cualquier lugar en el que entablen un acercamiento a la disciplina– los espacios universitarios o el espacio de la obra. Este ejercicio considera las relaciones sociales que se establecen entre los sujetos participantes de la disciplina. ¿Por qué? Porque es a través de este análisis que se identifica como se delimitan las jerarquías, los roles y las interacciones en el campo de la arquitectura, asimismo, se revisó el proceso proyectual con el objetivo de comprender mejor cómo realizan su práctica profesional. Mediante este análisis se hace visible lo que generalmente queda oculto del proceso de producción arquitectónica. La importancia de analizar lo que no se muestra de la arquitectura radica en proponer una nueva forma de aproximación a la disciplina.
El acercamiento al ejercicio cotidiano de varias arquitectas se realizó a través de una serie de diálogos en los que las participantes narraron su experiencia como profesionales de la arquitectura. Desde sus testimonios se identificaron una serie de elementos recurrentes que marcan su ejercicio, limitándolo, pero también generando la posibilidad de subvertir este obstáculo dentro del marco del ejercicio cotidiano. El objetivo de este trabajo de investigación fue entender cuál es el papel que juegan las arquitectas en la disciplina, en la producción de ésta, e identificar si pueden ejercer de alguna manera su autonomía en los intersticios de la práctica cotidiana.
En los ocho relatos de vida de las profesionales de la arquitectura, se abordaron temas sobre el espacio laboral, las relaciones sociales que se generan en este y las formas en las que dichas relaciones se desarrollan, así como, el proceso proyectual y los procesos que ellas establecen desde su experiencia. El análisis de la información de los relatos arrojó varias situaciones recurrentes, lo que indica el establecimiento de ciertas dinámicas que ya han sido objetivadas como parte de la disciplina. En la siguiente publicación se desarrollará con mayor detalle el panorama construido a través de estos ocho relatos de vida, en los que se ahonda en las prácticas cotidianas que revelan el ejercicio intersticial de las arquitectas.
Referencias:
BERGER, L. y LUCKMANN, T., La construcción social de la realidad, Buenos Aires; Amorrortu/ editores, 2019.
LEFEBVRE, H., La producción del espacio, Madrid; Capitán Swing Libros, S.L., 2013.
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