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La historia comienza en 2014, cuando CDC Habitat y Maison Familiale de Loire-Atlantique asociadas al colectivo de habitantes “Les Ruches” fueron nombrados ganadores de la consulta de gestión de proyectos organizada por SAMOA sobre las propiedades de la isla G2 de la ZAC de la Prairie au Duc, en la isla de Nantes, para la construcción de unas 100 viviendas, parte de las cuales son viviendas participativas. Nuestro equipo de gestión de proyectos (tectône, tact architects, Elements Ingenierie, IBA, Gestion bat, Atelier Roberta) fue nombrado ganador en la primavera de 2015.
Esta operación se construyó desde un inicio en el diálogo y la escucha entre los distintos actores del proyecto, su objetivo es promover la participación de todos los actores vinculados a la creación de un proyecto habitacional participativo.
Dirigidos por Wigwam Ingeniería, asistente al control de uso, en base a su método micmac®, se organizan 6 talleres con las familias y todos los actores del proyecto (jefes de proyecto, jefes de proyecto, arquitecto ZAC, funcionarios electos, agrimensor y notario si es necesario). Cada taller tiene lugar durante un día completo; el objetivo es múltiple; se trata tanto de elegir una ubicación en el sitio explicando las características y orientaciones del sitio, de diseñar los espacios comunes compartidos, de decidir su funcionamiento y gobernanza, como de discutir con cada familia el diseño su alojamiento. Al mismo tiempo que las sesiones de grupo, se da tiempo personal para desarrollar y discutir la acomodación de cada persona.
Los volúmenes y las plantillas cumplen las recomendaciones del equipo de urbanistas que trabajaba entonces en la isla de Nantes: SMETS / UAPS. Este proyecto, en su composición, asume la idea de una ciudad densa, cualitativa y generosa, liberando espacios exteriores de calidad tanto en el corazón de la manzana como dando acceso a dos terrazas en el quinto piso, una abriendo el panorama de una isla en construcción y el otro hacia el centro histórico de Nantes y el Parc des Chantiers. El conjunto conforma un abanico de variaciones volumétricas: de 4 a 11 pisos.
Por su sobriedad, el diseño de esta operación asume cierta forma de rigor. Las fachadas obedecen a una cuadrícula regular que dicta la proporción de vanos, su alineación y su ritmo. Las logias y pasadizos tallados en la masa corrompen este orden preestablecido, mediante juegos deslizantes.
La materialidad del edificio se afirma mediante el uso de ladrillo de hormigón texturizado, carpintería nacarada y elementos de cerrajería, y una gama cromática con notas minerales y naturales: gris, blanco y dorado. El ladrillo de hormigón de color gris claro aporta textura y vibración al edificio. Las logias y pasillos, de color blanco, ofrecen un trato doméstico más suave y luminoso.
La carpintería, los marcos de las ventanas y las contraventanas en color dorado aportan un matiz cálido. Sus barandillas de cristal ofrecen total transparencia y más ligereza. El conjunto afirma una mayor calidad y una gran durabilidad.
La concepción de esta operación asume una cierta forma de rigor en su redacción, comprometiéndose que son las apropiaciones de los habitantes las que crearán la vida y la parte de desorden que cada ciudad necesita. Nuestro trabajo como arquitectos se ha centrado en las cualidades espaciales a todas las escalas, desde el más mínimo detalle: el de los mosaicos esparcidos aquí y allá en el corazón de la manzana como sorpresas por descubrir a nivel del suelo, hasta un Esmerada atención a todas las espacialidades interiores y exteriores del alojamiento: grandes ventanales, generosas alturas de techo, logias para todos los alojamientos así como habitaciones exteriores para vivir …
La materialidad del edificio declina el uso de un ladrillo de hormigón texturizado asociado a elementos de carpintería dorada y cerrajería. El ladrillo de color gris claro aporta textura y vibración al edificio. Las logias y pasillos, de color blanco, ofrecen un trato doméstico más suave y luminoso. La carpintería, pinturas de ventanas y contraventanas de tonalidad dorada aportan una tonalidad cálida. Sus barandillas de cristal ofrecen total transparencia y más ligereza. El conjunto afirma una mayor calidad y una gran durabilidad.
El proyecto defiende la posibilidad de vivir en planta baja en un entorno urbano. La implementación de varios dispositivos hace posible tanto garantizar la privacidad de los habitantes como establecer una feliz cooperación entre el espacio público y la vivienda. Desde la calle, un valle plantado de 4 metros de ancho actúa como primer filtro vegetal; un jardín de invierno que se extiende desde las estancias ofrece una segunda protección que permite actividades de jardinería o ocio; finalmente, una altura de techo de 3,60 m aporta una ganancia de luz natural y la posibilidad de disponer espacios adicionales en la entreplanta.