El terreno se encuentra en Braga, Portugal, cerca del estadio municipal. Este lugar, marcado por algunas construcciones dispersas, necesitaba un edificio que diera a la calle y que organizara de alguna manera las futuras construcciones. El nuevo edificio era para Fisiminho, una clínica de fisioterapia y rehabilitación de alto rendimiento deportivo.
El diseño de este proyecto fue organizado a lo largo de un eje paralelo a la Rua de São Martinho, desarrollado en dos niveles, su forma volumétrica se asemeja a un paralelepípedo que descansa sobre el nivel más alto del terreno. Las aberturas, colocadas de forma aparentemente aleatoria, dan más dinamismo a los alzados, contrastando con la simplicidad volumétrica predominante. La sustracción volumétrica en el cuerpo principal proporciona un espacio exterior cubierto y marca las entradas. El edificio se divide en dos entradas separadas e independientes. Una da acceso a la clínica de fisioterapia, situada en la planta baja, y la otra al centro de alto rendimiento, situado en la planta superior.
Con este procedimiento, todo el edificio puede contribuir de forma positiva a todo el entorno, haciéndolo susceptible de un mayor/mejor uso/función, contribuyendo a una mejora del espacio público. En lo esencial, se buscó obtener una imagen de la fachada y del volumen de gran simplicidad y rigor geométrico que refleje, por un lado, los diferentes valores de uso de los espacios interiores y, por otro, una relación entre la solución tipológica adoptada y el terreno. Todas estas preocupaciones se reflejan, en el ritmo, la disposición y la transparencia de las aberturas, en los materiales (paneles perfilados negros), paredes de concreto, suelos exteriores de cubos de granito, marcos de ventanas de aluminio, revestimientos de paneles de madera en las zonas de entrada y acero/hierro pintado en las verjas, en los planos creados, en la jerarquía espacial asociada a ellos, así como, en la caracterización y definición de los espacios exteriores y su relación con el interior.