La Torre del Puerto de Montreal, diseñada por Provencher_Roy, forma parte de la transformación de un paisaje público excepcional. Iniciado en 2013, el fruto de este diseño integra arquitectura y paisaje. Con una altura de 65 metros, este nuevo icono del Old Port ofrece vistas panorámicas de la ciudad y el río. Como un faro, sirve de punto de referencia para los visitantes que llegan en barco y señala la entrada al puerto. Para los locales, marca la presencia del muelle y de una gran plaza pública en las áreas peatonales de la zona tradicional de la ciudad de Montreal.
Con voladizos ambiciosos, la torre anuncia el Grand Quai como destino emblemático de Montreal para turistas y locales por igual. El edificio domina sobre un nuevo paseo elevado que vuelve a conectar la ciudad con su paseo marítimo, ancla un paseo fluvial remodelado y crea un punto de encuentro urbano único en el Old Port.
La torre, una de las estructuras más altas de la zona, señala el muelle y un nuevo espacio público para los peatones y visitantes que llegan en crucero. Orienta a los visitantes y crea un punto de referencia visual que sirve de transición entre la explanada elevada, la terminal de cruceros y el nuevo espacio público en la punta del muelle que desciende hacia el río: la place des commencements [El lugar de los comienzos].
Además de brindar al edificio su silueta distintiva, el voladizo también abre vistas de 360 grados. Desde lo alto, los visitantes pueden ver lugares emblemáticos en todas direcciones, como Habitat 67, el Silo nº 5, la Basílica de Notre-Dame, el río San Lorenzo y el Monte Royal. La plataforma de observación está diseñada para programarse de forma flexible y puede utilizarse como espacio para eventos y sala de recepciones.
Una escultural escalera helicoidal se eleva desde la plataforma de observación hasta el mirador, 10 metros más alto, que es una cámara acristalada en voladizo que parece una joya de la fachada y desde la que los visitantes pueden asomarse al agua y disfrutar de una vista espectacular. Envuelta en balaustradas doradas, la escalera brilla a través de la fachada y puede verse desde los alrededores de la ciudad. Su forma recuerda las escaleras exteriores del siglo XIX que definen el paisaje urbano de Montreal. Desplegándose a medida que se eleva, la escultural escalera dorada evoca las coronas de las plantas de trigo, principal producto de exportación del puerto durante su apogeo.