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La única zona llana y abierta de la empinada aldea de Piódão, en Portugal, recupera su dignidad de vestíbulo de bienvenida y lugar de reunión. Lo que antes era un estacionamiento se ha rediseñado, pavimentado y sombreado parcialmente utilizando materiales y técnicas tradicionales. El espacio fue devuelto a su gente siguiendo su cultura material y constructiva.
El proyecto rehabilita y reconfigura una plaza y el edificio de la oficina de turismo de Piódão, pueblo situado en la Serra do Açor, en el centro de Portugal, y que está compuesto por casas de esquisto atravesadas por calles empinadas y estrechas que forman un anfiteatro en una escarpa orientada al noroeste.
A lo largo de los años, el espacio ha sido ocupado por coches. Este proyecto devuelve el espacio a la gente como sala de reunión del pueblo, y favorece el intercambio y la interacción social. Los materiales y soluciones constructivas utilizados tanto en el edificio de la oficina de turismo como en la plaza proceden del mismo lugar de construcción. Hay, por tanto, una cierta sensación de que no se ha hecho nada, de que siempre ha sido como es ahora. Con el objetivo primordial de eliminar los coches y devolver el espacio a las personas, se liberó el espacio de obstáculos y se recalificaron y redefinieron sus límites.
En primer lugar, una retícula de cerezos, a la entrada, cambia la secuencia de llegada. Tras el primer descubrimiento del pueblo, realizado en coche, en la distancia, en el que se reconoce su asentamiento paisajístico, los árboles posponen el segundo orden de comprensión del conjunto: la aparición de la elevación del pueblo desde su base. Este filtro vegetal también protege y retira la plaza de la carretera, impidiendo el paso de los coches.
En segundo lugar, el nuevo pavimento de la plaza, construido en esquisto sin desniveles ni bordillos, refuerza el nuevo carácter peatonal y garantiza la accesibilidad universal. La complejidad formal del espacio, que carece de direccionalidad, se aborda con la introducción de un gran círculo central, en el eje de la iglesia, que circunscribe el busto y los árboles existentes.
Los distintos elementos que componen la plaza: la fachada de la iglesia y los cimientos de piedra sobre los que se asienta, la oficina de turismo y las casitas con restaurantes y cafés, se disponen en torno a esta nueva centralidad blanda. La intervención, tanto en el interior como en el exterior de la Oficina de Turismo, tuvo por objeto limpiar y clarificar el edificio existente, eliminando elementos y añadidos. Un nuevo cobertizo protege las entradas al edificio y contribuye a una imagen unitaria del conjunto.
El planteamiento general del diseño pretende contribuir a una ordenación en la que resulte difícil distinguir lo nuevo de lo viejo, y que evite perjudicar la conexión de los lugareños con el lugar. Se establece una conexión entre la sostenibilidad cultural y material, con la esperanza de contribuir al asentamiento de nuevos habitantes en este interior tan retirado del país.