Este complejo de piscinas se encuentra junto a la entrada de la localidad de Fondettes, a pocos kilómetros de la ciudad de Tours (Francia). El entorno urbano es principalmente residencial, con muy poca urbanización. El terreno del complejo de las piscinas se encuentra en un lugar llano por completo.
El edificio desempeña el exigente papel de señalar su presencia al tiempo que crea un nuevo paisaje. Sus largos muros blancos se extienden a lo lejos y parecen reflejar el horizonte. El contorno de esta estructura es lunar y onírico. Se despliega en medio de los campos y sus líneas cóncavas culminan en la entrada de la ciudad. Con la perspectiva, sus muros curvos, que se extienden más de cien metros, alcanzan una esbeltez hechizante y una escala hipnotizadora. Estas elevaciones encierran los espacios exteriores del complejo y se deslizan hasta el punto más alto del edificio para albergar las piscinas más grandes dentro de una doble altura. El tejado sigue estos muros, por lo que se inclina con ellos de forma natural.
La disposición del complejo de piscinas es tiene una rigurosidad ortogonal. Entre las amplias curvas de los muros y la inclinación del tejado, los espacios dan una impresión de vitalidad. La disposición escalonada de las piscinas crea un circuito variado y divertido. Aunque los espacios son abiertos, se revelan de manera gradual a lo largo del circuito.
La luz natural combinada con los reflejos en el agua realzan las verdaderas dimensiones de los espacios. Hay muchos puntos de vista diferentes y la amplia transparencia ofrece innumerables vistas del paisaje. Todo está pensado para dar al lugar una dimensión lúdica y amable. Los espacios subdivididos están diseñados como refugios. Tienen en cuenta a las personas con ergonomía y comodidad.
Los espacios exteriores se han diseñado como un interior al aire libre. Las plantas que los salpican sirven de filtro entre el complejo y los espacios reservados al deporte. En suma, este proyecto crea una interacción pacífica entre arquitectura y paisaje.