El proyecto Soler se desarrolló en un espacio particular: un antiguo galpón junto a un predio adosado en el fondo, en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
El edificio debía contener las oficinas, depósitos y espacios de exposición de una empresa que diseña y comercializa productos textiles.
La propuesta apuntó a construir un mundo propio, intimo, sosteniendo la heterogeneidad de actividades y recursos de la empresa, en un contexto urbano de gran densidad.
Uno de los ejes de diseño del proyecto fue la construcción del vacío como recurso para entramar las personas y los equipos de trabajo. Esta unión es sostenida desde la morfología de la planta y no por presencia de paredes. Junto a esto, la construcción del vacío emerge como recurso revelador de diversas experiencias e intervenciones artísticas con base en el diseño textil, núcleo central de la empresa.
A través de la puesta en valor y reciclaje del galpón se crea un volumen interno inmenso para ubicar la sala principal donde se exponen los productos de la empresa, se desarrollan eventos y se producen escenarios de trabajo alternativos. Luminoso, maximizando su potencial y flexibilidad, este gran vacío nos permite trabajar en varias escalas y renovar el espacio dotándolo de usos adicionales.
En el predio contiguo se edificaron dos niveles donde se ubican las oficinas cerradas y puestos de trabajo. La nueva construcción se yuxtapone con delicadeza sin competir ni descolorarse. Los grandes ventanales, los techos altos y los planos de planta abiertos optimizados para el trabajo marcan el territorio en donde se desarrolla el pensamiento creativo.
La fachada, hacia la calle se presenta silenciosamente. Trasparente y opaca al mismo tiempo, se constituye por astillas verticales reflectivas de ritmo irregular trabajando de manera plástica su lectura general. Detrás, una terraza con gran vegetación se multiplica con el juego reflectivo.
De configuración traslúcida la fachada desnuda el edificio desde su perspectiva frontal, mientras que al pasar el edificio se silencia dando espacio a la frondosa vegetación.