Con el objetivo de construir un lugar de encuentro para la ciudad y la ciudadanía se diseñó el Cultural Center Flying Roof en Quedillac, Bretaña al noroeste de Francia. Este centro es un lugar donde la diversidad de públicos puede mezclarse y reunirse en torno a un terreno común, fomentando el vínculo social entre los ciudadanos. Es un edificio que tiene una biblioteca multimedia, un salón, cafetería, un espacio juvenil para adolescentes y una sección de cuidado de niños pequeños.
Posicionado en el centro del pueblo este equipamiento busca ser otro tipo de lugar, un espacio híbrido donde lo cotidiano y lo excepcional puedan coexistir e interactuar para producir algo más que la suma de sus partes. Para mostrar las actividades internas al transeúnte, la piel del edificio invita a la esfera pública al interior del edificio; las actividades más públicas se ubican de frente a la calle y los programas más íntimos frente a la terraza-jardín escondida en la parte posterior del edificio.
El estacionamiento y la plaza a nivel de la calle funcionan como espacios para eventos. El gran camino y la entrada independiente al centro juvenil son un área exterior independiente para que los adolescentes se apropien a su voluntad. El jardín norte tiene un carácter más contemplativo conectado a la biblioteca multimedia como fondo paisajístico para leer. Finalmente, se coloca un colorido espacio de terraza y jardín en la parte trasera del edificio, donde los niños pequeños pueden jugar.