Los 3 albergues creados por el Estudio de Anna Heringer muestran materiales tradicionales y naturales que se pueden utilizar de manera contemporánea, cambiando la perspectiva de construcción que ha existido en China en los últimos años que parte de la construcción con concreto.
A diferencia de muchas casas tradicionales que esconden el barro detrás de las fachadas falsas, este proyecto celebra la belleza de los materiales naturales, el uso de ellos en la localidad conducirá a una mayor diversidad de posibilidades constructivas en las regiones urbanas y rurales, así como a una economía justa, a través de la creación de empleos y preservación del ecosistema de nuestro planeta.
Este proyecto formó parte de la Bienal Internacional de Longquan que buscaba construir con bambú, para cual invitaron 12 arquitectos a construir estructuras permanentes, siendo el estudio de Anna H; los encargados de construir 2 albergues y 1 casa para huéspedes.
La estructura de los albergues está formada por un núcleo de piedra y tapiales, donde contienen todas las unidades de instalaciones y escaleras, adjunto a esto está el espacio de dormir, estos últimos están diseñados como pantallas de lámparas chinas que se oscurecen en la noche y alrededor de ellos hay una estructura expresiva de bambú tejido.
El estudio de Anna Heringer considera que en la sociedad se tiende a pensar que la sostenibilidad se trata de escasez, pero la naturaleza de la la naturaleza no es limitación. Estos grandes materiales de construcción, el bambú y el barro, se encuentran en abundancia en esta zona, y tiene sentido desde un punto de vista económico como ecológico, son saludables para las personas y el planeta, por lo tanto estos edificios son una declaración de que la sostenibilidad tiene que ver con la calidad de vida y la celebración de los vastos recursos de la naturaleza.
Las técnicas aplicadas de tejido de bambú y tierra apisonada requieren mucha mano de obra, por lo tanto desafían las habilidades de los artesanos locales y dejan la mayor parte de las ganancias en la comunidad. El proyecto quiere volver a conectarse con los bienes culturales formados a partir de características materiales inmanentes, como la resistencia a la flexión del bambú y con la tradición artesanal de China —como las vasijas de cerámica que forman parte de la identidad de la zona y son la inspiración detrás de estas formas, así como la técnica de tejido de cestas—.
El sistema energético se basa en fuentes directas y “arcaicas” entre comillas, como el fuego, el sol, así como el viento y la sombra, con plantas y el concepto de minimización de los espacios con clima en el interior. En lugar de gastar recurso en controlar el clima interno, sólo el núcleo, que alberga los cuartos de servicios, y los capullos se controlan térmicamente. Están protegidos con la lluvia y tienen opciones de calefacción o lo contrario con un nivel tecnológico muy bajo.
El uso de materiales naturales es vital para permitir un desarrollo sostenible y justo. Este proyecto puede actuar como modelo de construcción simple pero con sentido y creyendo en el “poder encantador” que reside en la autenticidad de los materiales naturales.