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En una región donde la corrosión de la cultura y la tradición está siendo acelerada por un rápido desarrollo, El Perdido abraza las raíces históricas y la cultura material de Baja California Sur, con una mirada al pasado, sugiriendo un lenguaje de diseño para el futuro. Con el fin de disipar las jerarquías establecidas, las técnicas de construcción tradicionales se han adoptado en aplicaciones contemporáneas y se han reformulado para fomentar nuevos comportamientos.
El Perdido está ubicado a 800 metros del Océano Pacífico en el pequeño pueblo agrícola de El Pescadero, rico en plantaciones de albahaca, chile, tomates y fresas. La ecorregión única se define por un extenso matorral bajo que se desplaza a través de las llanuras aluviales costeras hacia el oeste hasta el pie de las montañas de la Sierra de La Laguna.A través de un análisis climático, el diseño responde a las condiciones atmosféricas de su geografía y se tuvo gran cuidado en brindar a los huéspedes un óptimo confort térmico durante su estadía. Se tomaron en consideración la temperatura, precipitación, humedad, viento e incidencia solar en el sitio para emplear estrategias de enfriamiento pasivo durante el verano y calentamiento pasivo en el invierno. Cuenta con una planta de tratamiento de agua y una piscina de agua salada y cloradores salinos, siendo por tanto un ciclo ecológico.
La materialidad vernácula permite al visitante conectarse con la forma de vida local en Pescadero, donde la vegetación endémica, muros de tierra, estructura de madera y techos de palma personifican la herencia de Baja California Sur. Esta paleta, típicamente ignorada en desarrollos contemporáneos por materiales importados y vegetación tropical, está definida por materiales de origen local y construida por artesanos locales. Resistiendo a lo genérico, la experiencia arquitectónica está imbuida del distintivo terruño de la región mientras revitaliza el aprecio por la construcción local.
Los huéspedes que llegan a la entrada principal son recibidos por una arboleda formal de árboles de palo blanco que brindan sombra durante el acercamiento a la casa central (Guest House). Compuesta por área de estar, comedor, barra de cocina, área de usos múltiples, tienda con productos locales y recepción, la casa central sirve como núcleo social y punto central de toda la propiedad. Al norte de la casa hay un restaurante y un bar que descansan dentro de un cañón de rocas recolectadas de forma local. Al sur, una capilla orientada al este, un patio hundido delimitado por muros bajos de tierra compactada donde alberga una fuente. Extendiéndose hacia el oeste desde la capilla hay un paseo lineal rodeado de vegetación endémica que lleva a los huéspedes a un observatorio con vistas panorámicas del océano Pacífico. Cada caminata está pensada para conectar a los huéspedes con el contexto regional en el que se encuentra El Perdido.
El jardín interior tiene una piscina estrecha conectada directamente a la casa central y unos jacales donde los huéspedes se hospedan durante su estadía. Cada jacal está diseñado para promover la vida íntima y social. Creados por un dormitorio, baño, sala, comedor, cocina y terraza; configurados para generar un diálogo constante entre el espacio interior y el paisaje circundante, donde los muros de tierra y Palo de Arco se funden con los torotes y la yuca más allá.