El nuevo hospital de Machala en Ecuador, que ocupa 23,800 metros cuadrados y da cobertura a sus 300,000 habitantes, es el primer proyecto realizado bajo los criterios del modelo tipológico Fluid Hospital, desarrollado por PMMT, estudio internacional especializado en arquitectura sanitaria con sede en Barcelona y Madrid.
La planificación del equipamiento nació de la necesidad de dotar al cantón de Machala y a los de su alrededor de un hospital de primer nivel sustituyendo al ya existente en el plazo de un año. Se han parametrizado la organización y ubicación de los pasillos en función de su uso (público, técnico sanitario, mantenimiento, suministros), la modulación de fachada, las estrategias para las futuras ampliaciones, ubicación y jerarquización de los accesos, la localización de las galerías de instalaciones, así como otras reglas que resultan imprescindibles para el inicio de los primeros trabajos de la obra.
El diseño del hospital de Machala surge de la idea repetitiva de un gran contenedor que se descompone mediante la inserción secuencial de patios, la separación de circuitos (técnico-paciente) y la diferenciación de entradas: general, urgencias, morgue, diálisis y suministros. La singularización de estos accesos y circuitos, la relación en planta y sección y el rico juego de cubiertas, transparencias y vistas cruzadas, garantiza la unidad del conjunto.
La propuesta toma como referencia los ensanches que configuran las distintas manzanas de la ciudad y resulta así una implantación que vincula el papel institucional representativo del nuevo hospital con el compromiso de ser un edificio referente para la ciudad de Machala y la provincia de El Oro. Estas condiciones, junto a las derivadas del programa de usos, sus necesidades funcionales y las estrategias de proyecto, son las que se materializan en un edificio de perfil rotundo y de volúmenes de nidos, que se formaliza sobre una decidida ocupación del solar y que va a mantener dos criterios determinantes: una voluntad funcional de diafanidad de los espacios y una apuesta decidida por la “segregación” de las unidades funcionales.
De esta manera, el edificio ocupa el terreno sobre el que se asienta repartiendo estratégicamente todos los servicios en tres plantas, donde los distintos accesos enfatizan su implantación y permiten disfrutar de cuatro fachadas orientadas cartesianamente. La superficie del plan funcional se reparte en mayor medida en planta baja dando cobertura a los diferentes accesos. El resto del programa funcional y la galería técnica se distribuye en un volumen de tres plantas.
A nivel constructivo es un sistema modulable que utiliza un módulo básico único de siete por siete metros. Para lograr un edificio extrovertido y abierto a la luz, las fachadas son tratadas como barrera a las condiciones hostiles del entorno, cerrándose este y oeste y abriéndose a las orientaciones más favorables, norte y sur, permitiendo una óptima ventilación. La mampostería de ladrillo visto en las fachadas longitudinales es la que confiere la imagen representativa del edificio, entendiéndose este como un sólido perforado de manera controlada por patios.
Como contrapunto, las fachadas transversales protegen al edificio de la vialidad exterior mediante una cuidada celosía de chapa microperforada que permite la visión del usuario a la vez que con ere privacidad en relación con el tráfico.
El hospital de Machala es el primer ejemplo realizado y acabado de Fluid Hospital y muestra el éxito de este modelo parametrizado de arquitectura hospitalaria que ha logrado el objetivo de ser diseñado, construido y puesto en marcha en menos de un año. Actualmente, en Ecuador y en Angola, existen dos centros más de este nuevo modelo tipológico, y se está trabajando en el desarrollo de otros tres proyectos en Bolivia y Angola.