En el aniversario de los veinte años de la Universidad Centro, los alumnos de arquitectura trasladaron las vivencias de su campus al centro histórico de la Ciudad de México. Este proyecto buscó plasmar los elementos más emblemáticos de la institución mediante una intervención arquitectónica que refleja la identidad y el espíritu de la comunidad universitaria.
El uso del color, como un recurso expresivo y vibrante, se convirtió en un protagonista clave, evocando la vitalidad y la diversidad que caracterizan la vida en el campus. Asimismo, la escalera, concebida como un elemento arquitectónico icónico de constante presencia en los espacios de Centro, fue reinterpretada y llevada al contexto urbano. Esta se presentó como una pasarela escalonada de tonalidades vivas resuelta con andamios de hasta cuatro niveles, invitaba a los visitantes a transitar, interactuar y apropiarse del espacio.
Por otro lado, la configuración de un patio central, símbolo de reunión, descanso y convivencia en la universidad, fue recreada en esta intervención urbana. Este patio se convirtió en un escenario multifuncional que, al igual que en el campus, sirvió como punto de encuentro y como espacio para actividades lúdicas, de relajación y de intercambio cultural. A través de esta propuesta, los alumnos lograron trasladar al ámbito público la esencia de la vida cotidiana de su comunidad académica.
La instalación no solo celebró las dos décadas de historia de la Universidad Centro, sino que también propició un diálogo entre el entorno educativo y el contexto urbano, invitando a reflexionar sobre el impacto de la arquitectura como puente entre los espacios privados y públicos. Así, esta iniciativa no solo marcó un hito en la historia de la institución, sino que también dejó una huella en el paisaje cultural de la ciudad.