En vez de crear un monobloque, pesado, agresivo y cerrado, que representa de cierta manera el modelo antiguo y obsoleto de la educación, el proyecto propone dos barras longitudinales, permeables y transparentes, que se adecuan a la nueva visión educativa.
Abierta y permeable, la propuesta conecta y relaciona los elementos que conforman la estructura funcional y espacial existente del colegio. Existen ciertos aspectos importantes en la arquitectura del colegio que fueron tomados como principios rectores para la propuesta. Los patios y los jardines que configuran los pabellones definen el criterio de implantación del nuevo edificio, que, respetando esta separación, vincula los patios existentes, reforzando no solo la conexión visual y espacial, sino que construye un tunel de viento para el correcto acondicionamiento natural de los espacios intermedios.
Todas las clases permiten la continuidad espacial de los patios a ambos lados, con los que se relacionan de distintas maneras. Hacia los jardines esta continuidad es total, permitiendo que la luz y las sombras de la naturaleza penetren el espacio de la sala. Hacia los pasillos, las visuales son obstaculizadas mediante muros intercalados, que protegen el aula de los sonidos y las visuales, pero permiten que tengan ventilación cruzada y luz natural. La estructura se resuelve mediante una grilla ortogonal de vigas y pilares de hormigón armado.
Cada bloque contiene 4 hileras de dos pilares, que se corresponden con los ejes del bloque adjunto, permitiendo un replanteo y un órden preciso. En el último nivel, las vigas son invertidas y se arriostran entre ambos pabellones, estructurando así la rampa que cuelga de estas vigas transversales. Todo el elemento traccionado se ancla, a su vez, con las vigas perimetrales internas de los bloques adyacentes. Los parasoles responden no sólo a la condición climática, sino que dialogan con el entorno inmediato del edificio, tomando como referencia los filtros de ladrillos ubicados a lo largo de la circulación del colegio. Estos elemento esbeltos crean un velo que proteje al interior en todas las orientaciones: al este, al oeste y al norte por la inclinación del sol, y al sur por las lluvias y para dar mayor privacidad al interior. La estructura de los parasoles, ángulos y caños metálicos, se ancla a las vigas perimetrales externas.
Los ladrillos, estructurados mediante varillas internas, que sirven de guías, descansan sobre los ángulos, que a su vez transmiten las cargas a la estructura de hormigón armado. Todos los materiales empleados son los que caracterizan, no sólo la imagen del colegio, sino que la arquitectura contemporánea paraguaya. Los ladrillos, el hormigón, la madera y el metal son materiales nobles, duraderos y accesibles.
La propia arquitectura del edificio expresa su significado y encarna los valores de apertura, inclusión, permeabilidad y accesibilidad. La lógica estructural y funcional, la honestidad material y la calidad espacial son las respuestas que ofrece este nuevo edificio.