Ubicado al margen de la avenida de acceso a la nueva ciudad, se encuentra el primer edificio de uso público de Puertos. Compartiendo el predio con otros usos complementarios, se congregan una serie de pabellones que se vinculan por medio de una extensa galería que los envuelve.
Como si fuera un sistema de islas encadenadas, estos edificios flotan en un bosque arbolado, permitiendo que cada interior pueda relacionarse con el paisaje en toda la extensión de su perímetro.
Una materialización ligera e industrializada da pie a la elaboración de un sistema organizativo elemental, basado en la alteración de un conjunto acotado de variables que tiene como fin la creación un entorno físico estimulante, capaz de sintetizar actividades sociales y deportivas.