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La continua búsqueda que persigue el Estudio de Roberto Benito Arquitectos en 2020, buscando una arquitectura textural, se ve reflejada en esta vivienda con notoriedad. La significación dada a la materialidad, representada por la desnudez y honestidad de algunos acabados al natural, hace que adquiera una gran relevancia en la expresividad.
Volumétricamente está conformada por cerramientos perimetrales ciegos, muros de concreto de manera burda, colados por capas con diferentes componentes en el dosaje, dándole aspecto de estratos geológicos. Sobre estos muros que forman bloques, separan y contienen, se apoya una losa realizada con viguetones prefabricados de concreto que se manifiestan en el interior. Cubierta superior de chapa aluminizada.
Esta gran “tapa”, se expresa, como una cenefa de chapa oxidada que recorre el perímetro y en algún punto se convierte en volumen llegando hasta el piso. La partición y disgregación de los vacíos fue premisa, para dotar a los espacios de una continuidad interior|exterior según su uso y privacidad.
Tres columnas que participan en el gran espacio, algunas instalaciones a la vista, piso alisado de cemento y mamparas metálicas, otorgan al ambiente principal, de proporción cuadrada, con dos caras transparentes y dos ciegas, soporte para alojar piezas de arte y libros, una cierta imagen industrial… Loft disimulado en un barrio de viviendas de baja densidad. Terreno en esquina que permite diferenciar ingresos. Las estancias privadas se plantean separadas pero unidas por un patio en común.
El paisajismo se proyectó pensando en especies autóctonas que representan la imagen de la vegetación de la región y facilitan la mejor adaptación. Lugar pensado para la reunión así como la celebración, pero también para promover una vida sosegada y de introspección. Insinuando apenas su sobriedad hacia el exterior, pero mostrando su carácter, se abre y permite que todo su potencial se viva hacia adentro.