En una silenciosa calle arbolada de la colonia Roma se elevan cuatro unidades residenciales a la par de una antigua jacaranda. Jardineras de acero contienen los balcones que giran y se disuelven entre robustas ramas de flores moradas y jazmines colgantes.
Un núcleo de circulación vertical divide el volumen público del privado conectándose a medios niveles mediante ligeros peldaños bañados de luz pálida que al tocar las huellas de pino transiciona a dorada. Al sur una cortina de bambú crece desde el jardín trasero protegiendo las vistas y filtrando la intensa luz del sur a través de translucidas hojas que al chocar entre ellas emulan el sonido de la lluvia.
Muros a los costados, cartelas en las fachadas y trabes de concreto sostienen una estructura que posteriormente se subdivide mediante carpinterías. Lambrines y closets construyen la privacidad de las áreas más íntimas del departamento permitiendo simultáneamente una gran apertura en el área pública donde la cocina, el comedor y la sala conviven sin obstrucciones.
Como concepto fundamental, las azoteas de los volúmenes son jardines que reintroducen la vegetación que naturalmente pertenece al sitio. Miradores rodeados de vegetación que fungen como puntos de encuentro y protección a la biodiversidad, considerando así el habitar de otros organismos inherentes de nuestra compleja ciudad.