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La capilla del Fuego Nuevo se concibe como un espacio donde la luz natural es parte esencial de la arquitectura y la estructura funciona como un todo: las columnas, muros, vigas, y losas se mantienen como elementos aparentes, pesados y se repiten constantemente generando un ritmo de sólidos y vacíos que permiten que la luz natural haga su papel y se vuelva protagónica.
El encargo consistió en un proyecto para una iglesia con necesidades muy específicas para la congregación de la mano de los padres. Muchos de los recursos de la iglesia han sido a partir de donaciones de los feligreses y de algunas fundaciones, por lo que también se buscó trabajar con materiales de bajo mantenimiento y que pudieran envejecer dignamente.
El templo se emplaza en un terreno de aproximadamente 3,200 m2 de forma irregular que conecta en la parte norte con la casa eclesiástica. El terreno tiene un desnivel leve hacia el sur y su mayor frente da a una avenida que conecta la mayoría de los desarrollos habitacionales de la zona.
El proyecto tiene 1,265 m2 de construcción en tres niveles: Un semisótano que cuenta con un salón de usos múltiples, un entre-eje servicios y circulaciones verticales, y el espacio más íntimo de la iglesia donde se encuentran los osarios, este último es un espacio donde no entra luz natural y se contempló como un espacio para que los usuarios pudieran tener un momento con sus más queridos que ya no están en el plano terrenal.
En el nivel de planta baja se encuentra el espacio de la nave principal con una capacidad para aproximadamente 360 feligreses, a este espacio se llega desde la parte norte por medio de una rampa que recorre gran parte de la fachada que da a la calle y define el basamento del templo, también funciona como una pasarela que acompaña el ritmo de la fachada hasta llegar a la explanada principal, donde se plantó un encino que fue donado por la comunidad.
Desde la calle se puede accesar por la escalinata principal que rodea al encino y es abrazada por el volumen que sobresale del sótano y la jardinera del encino. Sobre esta explanada está el acceso principal, se tiene una fachada completamente cerrada y sobresale un volado que enmarca la puerta principal de acceso.
Al ingresar se mantiene una altura baja que viene desde el volado exterior y se extiende hasta el borde del mezanine, donde se encuentra el coro. En fachada esto forma una cruz de manera muy sutil.
Los materiales que conforman la paleta de acabados de la iglesia tienen un significado especial en la conformación del concepto general, ya que en su mayoría son parte del legado industrial y de producción de Nuevo León. El mármol Travertino fue seleccionado en Puebla de un mismo lote y los bloques de mármol negro Monterrey se sacaron y seleccionaron de la cantera que está ubicada en el cerro del Topo Chico, en San Nicolas.